El Día Que Juli Hizo Su 1ra Fiesta de Cumple



Era un lindo día soleado en el barrio de Juli. Con una gran sonrisa en su cara, Juli despertó emocionado, porque ese día iba a celebrar su primer cumpleaños. Para él, no solo era un año más de vida, sino la oportunidad de compartir momentos especiales con sus amigos.

Juli bajó corriendo las escaleras y encontró a su mamá en la cocina.

"¡Mamá, ya llegó mi cumpleaños!" - gritó Juli con alegría.

"¡Feliz cumpleaños, mi amor!" - respondió su mamá, abrazándolo fuerte. "Hoy va a ser un día mágico, lo prometo. Ya estoy preparando todo para la fiesta."

La casa estaba adornada con globos de colores y una gran pancarta que decía: '¡Feliz Cumple, Juli!'. Sus amigos fueron llegando uno a uno, cada uno con un pequeño regalo y una sonrisa.

Pero había un pequeño problema: el perro de Juli, Pipo, estaba muy emocionado y no paraba de saltar. En medio de toda la algarabía, Pipo se escapó corriendo hacia el jardín.

Juli notó que su amigo había desaparecido.

"¡Pipo! ¡Vuelve!" - gritó Juli preocupado.

Sus amigos, Lupe y Mateo, también se dieron cuenta y decidieron ayudar a Juli a buscar al travieso perrito.

"¡Vamos a buscarlo, Juli!" - dijo Lupe valiente.

"Sí, no podemos dejar que se pierda en su primer cumple" - agregó Mateo, mientras corrían hacia el jardín.

El jardín era grande y Pipo podía estar en cualquier lado. Juli miraba atentamente cada rincón. De repente, escucharon un ladrido.

"¡Ahí está!" - gritó Juli aliviado. Pipo estaba jugando con un montón de hojas en una esquina donde nadie había mirado.

Los tres amigos corrieron hacia él. Juli se agachó y lo abrazó.

"¡Pipo! No podés escaparte así... ¡Hoy es un día especial!" - le dijo Juli riendo.

Con Pipo a salvo y todos juntos nuevamente, volvieron a la fiesta. La tarde transcurrió entre risas, juegos y una deliciosa torta de chocolate preparada por su mamá. Pero a medida que el sol se ocultaba, se dieron cuenta de que no habían hecho la actividad más esperada, ¡la piñata!"¡Ay, la piñata!" - exclamó Juli con un tono de sorpresa, mirando a sus amigos.

"¡No la olvidemos! Vamos a hacerla ahora" - sugirió Lupe con emoción.

Rápidamente, los tres se pusieron en marcha para colgar la piñata de un árbol. Juli estaba un poco nervioso, porque no había jugado nunca a romper una piñata, pero sus amigos lo alentaron.

"¡No te preocupes, Juli! ¡Es solo un juego!" - dijo Mateo, mientras le pasaban un pañuelo para cubrirle los ojos.

Con su pañuelo en los ojos y el bate en las manos, Juli dio su primer golpe. La piñata giró y sonó como si se estuviera riendo.

"¡Bien, Juli! ¡Dale más fuerte!" - animaron todos sus amigos.

Después de varios intentos y muchas risas, finalmente, la piñata estalló y colores y dulces llovieron por todo el jardín. Todos comenzaron a gritar y a recoger los caramelos.

"¡Lo lograste, Juli!" - dijeron Lupe y Mateo mientras compartían los dulces.

Esa tarde, Juli no solo celebró su cumpleaños, sino que también aprendió a compartir, colaborar y superar sus miedos.

El día terminó con fuegos artificiales en el cielo, y mientras Juli se despidió de sus amigos, sintió que ese día había sido el mejor de su vida.

"Gracias, amigos!" - dijo Juli con una gran sonrisa. "No podría haber pedido un mejor cumpleaños."

"¡Feliz Cumple, Juli!" - gritaron todos al unísono.

Así, Juli se dio cuenta de que lo más importante no eran los regalos o el pastel, sino tener amigos con quienes compartir momentos divertidos y memorables. Y en su corazón, sabía que siempre habría un nuevo día para celebrar la amistad y la alegría.

FIN.

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