El día que la tristeza se fue de la escuela



Había una vez en una escuela muy alegre, donde los niños reían, jugaban y aprendían. Pero un día, la tristeza llegó de visita.

Se coló en el corazón de algunos niños y niñas, haciendo que se sintieran solos, preocupados o tristes por diferentes situaciones que estaban viviendo. Matías, un niño muy curioso, notó que algo andaba mal. -¿Por qué no juegan conmigo hoy? -preguntó a sus amigos. -No tenemos ganas, Mati. Estamos tristes -respondieron algunos.

Matías no entendía qué pasaba, pero decidió no quedarse de brazos cruzados. Habló con su maestra y juntos organizaron un plan para alegrar a sus compañeros. Decidieron hacer una obra de teatro en la que cada uno pudiera expresar sus sentimientos.

Los niños se entusiasmaron con la idea y comenzaron a ensayar. A través de la actuación, pudieron poner en palabras lo que les pasaba y encontraron consuelo en el apoyo de sus amigos.

El día de la representación, padres, maestros y compañeros se reunieron para ver la obra. Las risas, las lágrimas y los aplausos llenaron el salón. Al finalizar, los niños se abrazaron y sintieron que la tristeza se iba desvaneciendo.

Desde ese día, la escuela se convirtió en un lugar donde todos aprendieron a expresar sus emociones, a apoyarse mutuamente y a encontrar la alegría incluso en los momentos difíciles.

FIN.

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