El día que los zombies llegaron con el meteorito




En un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, un meteorito chocó en el bosque cercano. La explosión fue tan imponente que todos los habitantes salieron a ver qué había sucedido. Sin embargo, lo que encontraron dentro del cráter del meteorito fue algo que nadie esperaba: una extraña sustancia verde que se esparció por el suelo. Lo que no sabían era que esa sustancia estaba infectada con un extraño virus que convertiría a las personas en zombies.

- ¡Mamá, vení rápido, hay algo raro en el bosque! - gritó Lucas, un niño curioso que se encontraba cerca del lugar. Su mamá, María, corrió hacia él y observó con asombro la extraña sustancia. Junto a ellos, se acercaron sus vecinos, el señor Juan y su hija Martina. Todos estaban desconcertados por lo que veían.

Sin previo aviso, la sustancia verde comenzó a burbujear y, de repente, varias manos esqueléticas emergieron del suelo. Eran zombies.

- ¡Corran a sus casas y cierren todo! - gritó el señor Juan, tomando a su hija de la mano y corriendo hacia su hogar. María tomó a Lucas y los dos corrieron tan rápido como pudieron.

Esa noche, mientras escuchaban aullidos y gritos provenientes de afuera, María se sentó junto a Lucas y le explicó lo que estaba sucediendo. Le contó que los zombies eran personas que habían sido infectadas por un virus y que ahora tenían un hambre voraz.

- Pero mamá, ¿qué vamos a hacer? - preguntó Lucas con temor.

- No te preocupes, hijo. Debemos mantener la calma y buscar una solución juntos. Tal vez encontremos una forma de detener a los zombies y salvar nuestro pueblo - respondió María con determinación.

Al día siguiente, María, junto al señor Juan y otros vecinos valientes, se reunieron en el centro del pueblo para idear un plan. Decidieron utilizar la sustancia del meteorito, que resultó ser el único elemento que podía neutralizar el virus. Con esfuerzo y trabajo en equipo, lograron crear un antídoto que revertía el efecto de la infección.

Armados con el antídoto, enfrentaron a los zombies y lograron curar a varios de ellos, devolviéndoles su humanidad. Pronto, los habitantes de Villa Esperanza restablecieron la paz en su pueblo.

- Mamá, ¿viste cómo trabajando juntos pudimos superar esta situación? - dijo Lucas, emocionado por la valentía de su mamá y sus vecinos.

- Así es, hijo. A veces las cosas se ponen difíciles, pero con valentía, determinación y trabajo en equipo, siempre podremos superar cualquier desafío - respondió María con una sonrisa.

Desde ese día, Villa Esperanza se convirtió en un ejemplo de cooperación y valentía para otros pueblos. Y aunque la amenaza de los zombies había pasado, todos sabían que nada podía detenerlos cuando trabajaban juntos por un bien común.

FIN.

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