El día que Santi se cayó



Había una vez un niño llamado Santi que vivía en un hermoso barrio de Buenos Aires. Santi era un niño curioso, juguetón y muy travieso. Le encantaba correr por el parque, trepar árboles y jugar al fútbol con sus amigos.

Un día, mientras jugaba al fútbol, Santi tropezó con una raíz y cayó al suelo. Todos sus amigos corrieron hacia él para ver si estaba bien.

Santi se levantó con lágrimas en los ojos, pero en lugar de llorar, se sacudió la tierra de sus ropas y les dijo a sus amigos: -No se preocupen, estoy bien, solo fue un tropiezo. Sus amigos se sorprendieron por la actitud positiva de Santi.

A partir de ese día, Santi se convirtió en un ejemplo de valentía y superación para todos en el barrio. Aprendieron que tropezar y caerse no era motivo para rendirse, sino una oportunidad para levantarse y seguir adelante.

Santi se convirtió en un símbolo de fuerza y determinación para todos los niños. Y desde entonces, cada vez que alguien se caía o tropezaba, recordaban la valentía de Santi y se levantaban con una sonrisa en el rostro.

FIN.

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