El diálogo con Papá Dios



Había una vez una niña llamada Martina, que desde muy pequeña aprendió a orar y a hablar con Papá Dios.

Todas las noches, antes de dormir, Martina se arrodillaba junto a su cama y cerraba sus ojitos para agradecer por todas las bendiciones que había recibido durante el día.

- 'Gracias Papá Dios por el día tan lindo que tuve, por mi familia, por la comida que me diste, y por cuidar de mí siempre', decía Martina con su vocecita tierna. Y así, cada noche, Martina hablaba con Papá Dios, expresándole su cariño y agradecimiento. Pero Martina no solo oraba por las noches, también hablaba con Papá Dios en distintos momentos del día.

En el recreo del colegio, cuando todos los niños salían a jugar, Martina se sentaba en un rinconcito y cerraba sus ojitos para conversar con Papá Dios.

- 'Papá Dios, hoy te quiero pedir que ayudes a mi amiguito Tomás, que está triste porque no le salió bien el examen. Dale ánimo y que sepa que siempre estás con él', pedía Martina con mucho amor.

Y así, en cada momento especial, Martina encontraba la forma de conectarse con Papá Dios para agradecer y pedir por aquellos que lo necesitaban. Un día, mientras jugaba en el parque, Martina vio a un pajarito que no podía volar. Se acercó con cuidado, lo tomó entre sus manitos y cerró sus ojitos para hablar con Papá Dios.

- 'Papá Dios, ayúdame a cuidar de este pajarito, que se sienta mejor y pueda volar de nuevo. Gracias', rogó Martina con esperanza. Pasaron los días y Martina cuidó con amor al pajarito, dándole agua, comida y mucho cariño.

Y una mañana, cuando Martina fue a ver al pajarito, lo encontró revoloteando alegremente, listo para emprender vuelo. - 'Gracias Papá Dios, por escuchar mis palabras y por cuidar de este pajarito', dijo Martina con una sonrisa radiante.

Martina aprendió que a través de la oración y el diálogo con Papá Dios, podía expresar su amor, gratitud y ayudar a otros.

Y desde entonces, cada día buscaba momentos para agradecer y conversar con Papá Dios, sabiendo que Él siempre estaría escuchando su voz llena de amor.

FIN.

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