El diario de emociones



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, una chica llamada Lola. Lola era una niña de diez años que se sentía aburrida con su vida monótona y rutinaria.

Todos los días eran iguales para ella: levantarse, ir a la escuela, hacer las tareas y dormir. No había emoción ni aventura en su vida. Un día, mientras paseaba por el parque del pueblo, Lola se encontró con una anciana muy peculiar.

La anciana le tendió un diario viejo y polvoriento a Lola y le dijo: "Este diario te ayudará a encontrar la aventura que tanto anhelas". Sin decir nada más, la anciana desapareció entre las sombras de los árboles.

Intrigada, Lola abrió el diario y vio que en sus páginas había deseos y confesiones escritas por otras personas. Al principio pensó que todo era una tontería, pero decidió probar escribiendo algo en él. Con timidez escribió: "Quisiera vivir una gran aventura".

Para su sorpresa, al día siguiente cuando abrió el diario, se encontró a sí misma en medio de la selva amazónica rodeada de monos y loros coloridos.

Asustada pero emocionada al mismo tiempo, Lola comenzó a darse cuenta del poder mágico del diario. Cada vez que escribía algo en el diario, este le cumplía su deseo trasladándola a esa realidad deseada.

Lola viajó a lugares exóticos, conoció personajes increíbles e incluso volvió atrás en el tiempo para presenciar momentos históricos. Sin embargo, con el paso del tiempo, Lola empezó a sentirse cansada de tantas aventuras y cambios repentinos. Se dio cuenta de que lo que realmente anhelaba era tener estabilidad y paz en su vida.

Decidió entonces escribir por última vez en el diario: "Quiero volver a casa". Al instante, se encontró de vuelta en su habitación con el diario cerrado frente a ella.

Desde ese día entendió que la verdadera magia estaba dentro de uno mismo y que no necesitaba buscarla fuera.

Lola aprendió a valorar cada momento de su vida cotidiana y descubrió que la verdadera aventura está en disfrutar de las pequeñas cosas simples como jugar con sus amigos o leer un buen libro. Y así fue como la historia de Lola enseñó a todos los niños del pueblo que la magia está presente en todas partes si sabemos apreciarla con gratitud y alegría.

Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda ¡nunca subestimes el poder de tus propios deseos!

FIN.

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