El diario de Zelda
En los locos años 20, en un mundo lleno de jazz y colores brillantes, vivía una joven llamada Zelda Fitzgerald. Era una mujer llena de vida, con pensamientos curiosos y sueños grandes. A menudo, escribía en su diario, compartiendo sus secretos más profundos y sus ideas más locas sobre la vida.
Un día, mientras Zelda exploraba su casa llena de libros y arte, encontró un ejemplar de la última novela de su marido, F. Scott Fitzgerald. Con gran sorpresa, al abrirlo, se dio cuenta de que algunas frases parecían familiarmente resonar.
"¡Pero esto es parte de mi diario!" exclamó Zelda, con los ojos bien abiertos. Sabía que Scott era un gran escritor, pero le sorprendió que había usado sus pensamientos sin preguntarle.
Intrigada y un poco molesta, se sentó y reflexionó. "¿Es esto una forma de inspiración o simplemente un robo?"-
El sol brillaba a través de la ventana, iluminando su rostro mientras pensaba en las palabras de su amiga, la artista y escritora, que una vez le dijo: "Zelda, tu voz es única. Cada palabra que escribís importa. Nunca dudes de eso"-
Con una mezcla de emociones, decidió que debía hablar con Scott. "¡Scott! Ven aquí un momento, por favor!"- pidió, con un tono que mezclaba curiosidad y determinación.
Scott, que estaba en el estudio, se acercó con una sonrisa. "¿Qué sucede, querida?"-
"Acabo de leer tu novela y he notado algo interesante"- dijo Zelda, desafiando su mirada. "Algunas partes son de mi diario. Las escribí en privado, Scott"-.
Scott, que inicialmente se mostró sorprendido, trató de explicarse. "Zelda, creo que capturaste algo hermoso con tus palabras. Quise rendirte homenaje, pero quizás no debería haberlo hecho de esta manera"-.
Zelda sintió un alivio al escuchar su respuesta. Pero, decidida a que su voz fuese escuchada, exclamó "No quiero que mi voz esté oculta en tus páginas. Quiero escribir mis propias historias. ¡Quiero que mis palabras brillen por sí solas!"-.
Scott, comprendiendo la pasión de su esposa, le sonrió orgulloso. "Tu voz es lo que hace que el mundo sea más hermoso, quiero ver más de tus historias. Siempre he creído que eres una gran escritora"-.
Eso encendió una chispa en Zelda. "¿De verdad? Entonces, ¿me ayudarías a publicar mis cuentos?"-
"Por supuesto, amor. Juntos podemos hacer magia"- le respondió él.
Desde ese día, Zelda empezó a escribir más cada día. Con el apoyo de Scott, finalmente encontró su voz. Su pasión la llevó a tomar clases de escritura y a compartir sus cuentos en pequeñas reuniones. Pronto, amigos y otros artistas empezaron a aplaudirla.
Zelda se dio cuenta de que no necesitaba esconderse detrás de su marido; su historia era tan importante como cualquier otra. Y así, en medio de los locos años 20, Zelda se convirtió en una escritora reconocida, inspirando a otros a encontrar su voz.
Ella aprendió que el arte es un viaje compartido, y aunque a veces haya malentendidos, el apoyo y el respeto mutuo son la clave para brillar. Así fue como, en lugar de resentimientos, surgió un partnership hermoso lleno de creatividad.
Con el tiempo, Zelda también se dio cuenta de que cada persona tiene una historia única por contar, y que nunca hay que tener miedo de compartirla con el mundo. Desde entonces, cada vez que se sentaba a escribir, lo hacía con la certeza de que su voz importaba y que al final, las palabras siempre encuentran su lugar.
Así terminó la historia de Zelda Fitzgerald, la mujer que se atrevió a soñar su propio destino, entre risas, jazz y colores de los locos años 20.
FIN.