El dibujo mágico de Olivia
Había una vez una niña llamada Olivia que siempre estaba llena de emociones. A veces se sentía contenta, otras veces triste y, de vez en cuando, muy enojada.
Pero lo que más le desconcertaba era cuando se enojaba sin saber por qué. Un día, mientras jugaba con sus amigos en el parque, Olivia sintió un fuerte enojo que la invadió de repente. No entendía por qué se sentía así y eso la frustraba aún más.
Sus amigos notaron su enfado y se acercaron a preguntarle qué pasaba. "Olivia, ¿qué te ocurre? Estás muy enojada", dijo su amiga Sofía preocupada.
Olivia no sabía cómo explicarlo, pero decidió confiar en sus amigos y les contó sobre su confusión emocional. "A veces me siento tan enojada pero no sé por qué. Me hace sentir mal porque no entiendo mis propias emociones".
Sus amigos escucharon atentamente y luego Alejandro sugirió:"Tal vez deberíamos buscar algo que te haga feliz cuando estés molesta. Algo que pueda distraerte y ayudarte a entender tus emociones". Olivia pensó durante un momento y recordó cuánto le gustaba dibujar. Le encantaba crear hermosos paisajes llenos de colores brillantes.
"¡Eso es! ¡Dibujar siempre me hace sentir bien!", exclamó Olivia emocionada. Desde ese día, cada vez que Olivia se sentía molesta o confundida por sus emociones, sacaba su caja de colores y comenzaba a dibujar.
Con cada trazo del lápiz sobre el papel, podía sentir cómo su enojo se desvanecía poco a poco. Un día, mientras dibujaba un hermoso atardecer, Olivia tuvo una idea. Decidió compartir sus dibujos con los demás para que también pudieran encontrar consuelo en ellos.
Organizó una pequeña exposición de arte en el parque y invitó a todos sus amigos y vecinos. Cada dibujo tenía una historia detrás, contando cómo había ayudado a Olivia a comprender sus emociones.
La exposición fue un éxito y muchas personas se sintieron identificadas con las emociones de Olivia. Algunos incluso le pidieron consejos sobre cómo manejar el enojo o la tristeza.
Olivia se dio cuenta de que no estaba sola en su confusión emocional y que todos enfrentamos momentos difíciles en los cuales no entendemos nuestras propias emociones. Aprendió que es normal sentirse así y que lo importante es encontrar formas saludables de expresar nuestras emociones y entenderlas.
A medida que pasaba el tiempo, Olivia descubrió otras actividades además del dibujo que la ayudaban a comprender sus sentimientos. Empezó a escribir cuentos, practicar deportes y hablar con sus seres queridos cuando necesitaba apoyo. Con cada experiencia nueva, Olivia se volvía más fuerte y segura de sí misma.
Aprendió que todas las emociones son válidas y normales, pero también aprendió cómo manejarlas de manera positiva. Y así, Olivia siguió creciendo rodeada de amor y amistad, siempre dispuesta a explorar nuevas formas de entenderse a sí misma.
Su historia inspiradora recordaría a todos que está bien sentirse confundido o molesto, porque al final, siempre hay una manera de encontrar el equilibrio y la paz interior.
FIN.