El Diente Valiente
Había una vez un diente llamado Diego, que vivía en la boca de un niño llamado Lucas. Diego era un pequeño diente que había crecido muy fuerte y brillante, pero últimamente se sentía un poco flojo. Un día, mientras se miraba en el espejo junto a sus amigos los otros dientes, soltó un suspiro profundo.
"Ay, compañeros, creo que estoy muy flojo y me voy a caer de mi hogar", se lamentó Diego.
Los dientes de alrededor lo miraron con sorpresa.
"No digas eso, Diego", dijo una muela llamada María, muy sabia. "Todos los dientes pasamos por este momento. Es parte de crecer."
"Pero, ¿y si nos caemos y nunca volvemos?" cuestionó Diego, preocupado.
"Eso no pasará, querido amigo. A veces, los dientes se caen para dar lugar a otros más grandes y fuertes. Es un gran cambio, pero también algo positivo", explicó la muela.
Diego escuchó, pero seguía sintiéndose triste. El día pasó y, mientras jugaba con su amigo el diente de al lado, notó que realmente estaba un poco más flojo. Decidido a enfrentar su miedo, se acercó a Lucas, el pequeño niño que era su hogar.
"Lucas, creo que estoy listo para irme", confesó Diego con voz temblorosa.
Lucas se agachó, mirando a Diego con dulzura.
"No estés triste, Diego. Todos mis dientes han pasado por esto. Cuando uno se va, significa que vendrá otro mejor. Tu lugar estará ocupado, pero también lo recordaré siempre."
Diego sintió un calorcito en su corazón. Pero aun así, algo le decía que tenía que salir. De repente, sintió un pequeño movimiento y, con un suave crujido, se cayó.
"¡Ahh! Ya estoy afuera", gritó Diego emocionado pero también asustado.
Vió a Lucas abrir la boca mirándolo con sorpresa.
"¡Mirá qué valiente!", exclamó Lucas.
Diego, aunque un poco asustado, empezó a sentirse ligero.
"¡Soy libre! Pero… ahora ¿qué haré?", preguntó.
Entonces, en un suspiro cómico, Diego escuchó a su amiga la muela.
"Ah, eso es fácil. Ahora irás a conocer un nuevo mundo. Te espera un viaje increíble."
Diego se sintió emocionado. Mientras Lucas guardaba a Diego bajo la almohada, el pequeño diente se dio cuenta de que no se trataba de perder, sino de abrirse a nuevas posibilidades.
Esa noche, Diego despertó en un lugar mágico lleno de luz, donde otros dientes también estaban. Se dio cuenta de que todos estaban felices y se contaban historias de lo que hacían en su nuevo hogar.
"¡Bienvenido, Diego!", le gritaron todos. "Aquí trabajamos juntos para ayudar a los niños a cuidar su sonrisa. ¡Estamos en una misión!"
Diego no podía creer lo que oía. Al día siguiente, Lucas despertó y encontró una sorpresa bajo su almohada: un nuevo diente brillante.
"¡Mirá, Diego volvió! Y ahora tengo otro diente para sumar a mi sonrisa", dijo Lucas sonriendo.
Diego miró desde su nuevo lugar, sintiendo que había cumplido su misión al ayudar a Lucas a cuidar su boca.
"Gracias, amigos. Ha sido un viaje increíble", les dijo.
Desde ese día, Diego se convirtió en un diente valiente, enseñando a otros dientes a no temer al cambio y que a veces, dar un paso hacia lo desconocido puede traer grandes sorpresas.
Y así, Diego vivió feliz en su nuevo hogar, recordando siempre que las despedidas pueden ser el inicio de algo increíble.
Y así terminó la historia de Diego, el diente valiente.
FIN.