El Dilema de Lucía



Había una vez en un barrio lleno de colores, una niña llamada Lucía. Lucía era una chica alegre, siempre dispuesta a ayudar a los demás y a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Tenía un novio llamado Tomás, con quien compartía risas y sueños. Pero una noche, todo cambió.

Era el cumpleaños de su amiga Clara y Lucía estaba emocionada por la fiesta. Al llegar, se encontró con amigos, música y mucha alegría. En un rincón del patio, conoció a un chico nuevo llamado Lucas. Tenía una risa contagiosa y una mirada chispeante que le hizo sentir mariposas en el estómago.

"Hola, soy Lucía. ¿Bailas?" -dijo ella, tratando de ocultar su nerviosismo.

"¡Claro!" -respondió Lucas, extendiendo su mano de manera amistosa.

Los dos comenzaron a bailar, riendo y disfrutando de la música. En un momento de locura y diversión, la emoción tomó el control y se besaron. Lucía sintió un torbellino de sentimientos: la felicidad de la aventura y la culpa de haberlo hecho. Al separarse, su mente daba vueltas.

"Fue solo un beso, fue solo un beso..." -se repetía Lucía mientras buscaba a Tomás en la multitud.

Pasaron los días y Lucía no podía quitarse el beso de la cabeza. Tenía que tomar una decisión: ¿debería contarle a Tomás sobre lo sucedido o guardarlo en su corazón como un secreto oscuro?

Una tarde, en el parque, decidió hablar con su amiga Clara.

"Clara, tengo un problema. Me besé con un chico en la fiesta y no sé qué hacer. ¿Debería contárselo a Tomás?" -dijo Lucía, al borde de las lágrimas.

"Lucía, siempre es mejor ser honesta. Tal vez él se lo merezca y... ¿qué pasa con tus sentimientos hacia Lucas?" -dijo Clara, poniendo una mano en el hombro de su amiga.

La verdad era que Lucía empezaba a sentir cosas por Lucas, lo que la hizo sentirse aún más confusa. Localeando el tema con Clara, Lucía reflexionó sobre lo que realmente significaba estar en una relación.

"No puedo seguir así, tengo que aclarar mis sentimientos. Pero, ¿y si Tomás se enoja?" -susurró, temiendo la respuesta.

En ese momento, decidió que debía ser valiente. Así que una tarde, Lucía invitó a Tomás a pasear por el parque.

"Tomás, hay algo que debo decirte..." -comenzó, su voz temblando de nervios.

"¿Qué sucede, Lucía?" -preguntó Tomás, preocupado al ver la expresión en su rostro.

"Me besé con alguien en la fiesta de Clara. No fue planeado, pero no quiero esconderlo. Nunca quise lastimarte."

Tomás se quedó en silencio, procesando la noticia. Después de un rato, finalmente habló.

"Aprecio tu honestidad, Lucía. Pero ahora necesito un tiempo para pensar. Es importante para mí saber si aún me quieres."

Lucía sintió que se le rompía el corazón, no quería perder a Tomás, pero también quería ser sincera consigo misma. En los días siguientes, tuvo tiempo para pensar. Empezó a darse cuenta de que sus sentimientos por Lucas eran solo una atracción pasajera, mientras que Tomás había estado a su lado en los momentos importantes de su vida.

Finalmente, decidió buscar a Tomás y explicarle cómo se sentía realmente.

"Tomás, me di cuenta de que lo que sentía por Lucas no era amor, solo fue una confusión. Quiero estar contigo y construir cosas juntos."

"Lucía, el amor es complicado y entiendo que a veces, las emociones nos confunden. Creo que ambos necesitamos tiempo para definir lo que realmente queremos. Pero quiero que sepas que valoro nuestra relación."

Después de algunos días de reflexión, Tomás y Lucía decidieron seguir juntos, más fuertes y sinceros que nunca.

Ella aprendió la importancia de la honestidad y de no actuar impulsivamente. Lucas, por su parte, se convirtió en un buen amigo, pero su corazón ya sabía a quién quería realmente. Así, Lucía continuó creciendo, saber que siempre es mejor ser sincera, sin importar lo difícil que sea.

FIN.

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