El Dilema de Roman
Había una vez en un pequeño pueblo, un chico llamado Roman que era muy querido por todos. Tenía una novia muy linda llamada Denise, quien siempre sonreía y iluminaba el día de Roman. Pero había algo que Roman no sabía: su amiga Martina estaba perdidamente enamorada de él.
Martina era divertida y siempre contaba chistes, pero por dentro, su corazón latía especialmente fuerte cada vez que veía a Roman. Un día, mientras jugaban en el parque, Roman le dijo a ella:
"Martina, ¿te gustaría jugar a la pelota conmigo y Denise? Es más divertido con los tres."
Martina sonrió, pero su corazón se sentía un poco pesado.
"Claro, Roman, me encantaría. Pero a veces siento que no puedo ser yo misma cuando estás con Denise."
Roman, sin entender del todo, respondió:
"Pero somos amigos. ¡No hay presión! Mi intención no es hacerte sentir incómoda."
A medida que pasaba el tiempo, Roman comenzaba a hacerle pequeños gestos a Martina:
"¡Martina! Eres la mejor en este juego de preguntas. Siempre me haces reír."
Esto emocionaba a Martina, quien a veces creía que quizás Roman también la quería. Pero su corazón se llenaba de dudas cada vez que veía a Roman con Denise, quien siempre era tan dulce y cariñosa.
Una tarde, Denise llegó al parque y vio cómo Roman y Martina compartían risas. Se acercó mientras Roman decía:
"¿Ves, Martina? Si tirás la pelota de esta manera, te va a salir perfecto."
Denise, al observar la complicidad, sintió un pequeño nudo en su estómago. Decidió hablar con Roman.
"Roman, creo que es bueno que tengas algo de amistad con Martina, pero... ¿no has notado que a veces es un poco raro?"
Roman, sorprendido, respondió:
"Pero Denise, somos amigos. Solo nos divertimos. No hay nada de raro."
Sin embargo, Denise estaba preocupada. Ella sabía que Martina estaba enamorada de Roman y no quería que eso dañara su amistad. Esa noche, mientras hablaba con su hermana mayor, le dijo:
"¿Qué hago? No quiero perder a Roman, pero tampoco quiero que Martina se sienta mal."
Su hermana le contestó:
"Tal vez podés hablarlo abiertamente con ellos. La comunicación puede ayudar."
Al día siguiente, Denise se armó de valor y decidió tener una conversación con Martina. La invitó a un café en su lugar favorito. Cuando se sentaron, Denise habló con claridad:
"Martina, me encanta que sean amigos y me alegra que Roman y vos se lleven tan bien, pero tengo que preguntar... ¿te gusta un poco más de lo que deberías?"
Martina, sintiéndose expuesta, suspiró.
"Sí, Denise, tengo sentimientos por Roman. Pero me hace feliz verlo feliz, así que trato de no dejarlo ver...."
Denise pensó un momento y luego le dijo:
"Sabés que aunque Roman es especial para mí, valoro mucho nuestra amistad. La verdad es que debemos ser sinceras. Quizás él no se da cuenta. Tal vez deberíamos hablarlo juntos."
Martina se sintió aliviada al escuchar eso. Ambos decidieron armar un plan para hablar con Roman. En la charla, cuando se juntaron los tres, Denise tomó la iniciativa:
"Roman, tenemos que hablar de algo importante. Tanto Martina como yo valoramos mucho nuestra amistad, y queremos ser honestas contigo."
Roman, algo nervioso, preguntó:
"¿De qué se trata?"
"Martina tiene sentimientos por vos, pero no quiere arruinar nuestra amistad."
Roman se quedó en silencio unos momentos, hasta que finalmente dijo:
"¡Yo no sabía eso! Martina, siempre pensé que éramos amigos divirtiéndonos. Me siento muy halagado, pero estoy con Denise."
Martina, con un nudo en la garganta, respondió:
"Entiendo, Roman. Solo quería que lo supieras. No quiero que esto cambie nuestra amistad, pero tampoco quiero que se esconda."
"Me alegra que lo hayamos hablado. Espero que podamos seguir como amigos, y lo quiero respetar todo. Contemos con cada uno en esto."
A partir de ese día, los tres decidieron que la honestidad y la comunicación siempre serían importantes para su amistad. Roman y Denise continuaron disfrutando su tiempo juntos, mientras que Martina se dio cuenta de que su amistad con ellos era también muy valiosa y hermosa.
La historia de Roman, Denise y Martina nos enseñó que la comunicación abierta es esencial en las relaciones. No todo tiene que ser romántico para que una amistad sea especial. A veces, lo mejor es ser honestos y cuidar a quienes queremos. Y así, aunque la situación era complicada, el amor y la amistad siempre triunfaron en su pequeño pueblo.
FIN.