El dinosaurio amigable


Había una vez un pequeño dinosaurio llamado Joao que vivía en un hermoso bosque. Joao era muy amigable y siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras exploraba el bosque, se encontró con Thiago, un niño curioso y creativo que amaba el teatro. Thiago estaba construyendo un pequeño escenario en su jardín para hacer una obra de teatro con sus amigos.

Cuando vio a Joao, no pudo evitar emocionarse por la idea de tener a un verdadero dinosaurio en su espectáculo. - ¡Joao! ¡Eres perfecto para nuestra obra de teatro! ¿Quieres ser nuestro protagonista? - exclamó Thiago emocionado. Joao se sorprendió por la propuesta pero aceptó encantado.

Juntos comenzaron a ensayar y trabajar en los detalles de la puesta en escena. Los amigos de Thiago también estaban emocionados por tener a Joao como parte del grupo. A medida que avanzaban los ensayos, Joao comenzó a sentirse inseguro sobre cómo sería recibido por el público.

Temía que los demás dinosaurios no lo aceptaran porque era diferente. Pero Thiago siempre estaba ahí para animarlo y recordarle lo especial que era. - No importa si eres diferente, Joao.

Lo importante es ser tú mismo y disfrutar de cada momento - le decía Thiago con cariño. Finalmente llegó el gran día del espectáculo. El escenario estaba listo y todos los amigos estaban ansiosos por mostrar su talento al público.

Cuando las luces se encendieron, Joao salió al escenario lleno de confianza y alegría. Los demás dinosaurios quedaron maravillados con su presencia y se dieron cuenta de que la diversidad es lo que hace al mundo tan hermoso.

La obra fue un éxito rotundo, el público aplaudió emocionado y los amigos de Thiago se sintieron orgullosos de haber creado algo tan especial junto a Joao.

Después del espectáculo, Joao se dio cuenta de que no importaba lo diferente que fuera, siempre habría personas dispuestas a aceptarlo y amarlo tal como era. Y eso le dio una gran confianza en sí mismo. Desde ese día, Joao siguió explorando el mundo con entusiasmo y compartiendo su amor por el teatro con todos aquellos a quienes conocía.

Y Thiago aprendió la valiosa lección de nunca juzgar a alguien por su apariencia, sino por lo que lleva dentro. Y así, Joao y Thiago vivieron muchas aventuras más juntos, dejando una huella positiva en cada lugar que visitaban.

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