El dinosaurio con gafas mágicas



Había una vez en un lejano valle, un dinosaurio llamado Dino que siempre estaba muy cansado y no quería levantarse temprano para ir a la escuela.

Todos los días su mamá tenía que despertarlo varias veces y él se escondía bajo las sábanas, gritando: "¡No quiero ir a la escuela, estoy muy cansado!"Un día, el conejito Saltarín, su mejor amigo, fue a visitarlo y lo encontró todavía en la cama.

- ¡Dino! ¿Por qué no quieres ir a la escuela? Allí aprendemos cosas nuevas y nos divertimos mucho -dijo Saltarín con entusiasmo. Dino suspiró y respondió con pesadez: - Estoy tan cansado que no tengo energías para nada. Saltarín tuvo una idea brillante.

Sacó de su mochila un par de anteojos mágicos y se los puso a Dino. - Con estos anteojos mágicos podrás ver el mundo de una manera diferente.

Te ayudarán a encontrar la energía que necesitas para levantarte y disfrutar del día -explicó Saltarín. Dino se puso los anteojos mágicos y de repente todo a su alrededor cobró vida. Los árboles bailaban, las nubes hablaban y hasta el sol le guiñaba un ojo.

Se sintió lleno de energía y emoción por descubrir más. Así, Dino decidió levantarse de la cama y acompañar a Saltarín a la escuela. En el camino encontraron flores de colores vibrantes, mariposas juguetonas e incluso un arcoíris que pintaba el cielo.

Al llegar a la escuela, Dino se sorprendió al ver cuántas cosas interesantes había por aprender y cuántos amigos nuevos podía hacer. Desde ese día, ya no quiso quedarse en la cama dormido sino que esperaba ansioso cada mañana para vivir nuevas aventuras.

Y colorín colorado, este cuento del dinosaurio dormilón que descubrió el poder de ver el mundo con otros ojos ha terminado.

FIN.

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