El Dinosaurio Tímido que Quería Hacer Amigos
Había una vez, en un extenso y verde valle rodeado de montañas, un pequeño dinosaurio llamado Dino. Dino era un t-rex, pero no era como los otros t-rex. Era muy tímido y prefería observar desde las sombras en lugar de unirse a los juegos de sus compañeros. A pesar de ser un gigante, su corazón era aún más grande y, dentro de él, había un gran deseo de hacer amigos.
Un día, mientras todos los dinosaurios del valle estaban jugando en el gran charco de barro, Dino se acercó un poco, pero todavía estaba demasiado asustado para unirse.
"¡Mirá, un t-rex!" - gritó Trixie, una triceratops.
Dino, sintiendo su timidez, se escondió detrás de un árbol, pero había escuchado lo que decían.
"¡No quiero asustarlos! Quizás solo soy un t-rex solitario para siempre" - susurró para sí mismo.
A la mañana siguiente, Dino decidió que era hora de intentar hacer amigos. Así que, con un gran suspiro, salió de su escondite y le llevó un dibujo que había hecho de todos ellos, para que supieran que los estaba mirando y admirando desde lejos. Se acercó cautelosamente a donde estaban jugando.
"Hola, ehm... soy Dino. Hice esto para ustedes" - dijo, extendiendo su dibujo.
Los demás dinosaurios se sorprendieron al ver a Dino y la hermosa ilustración de ellos jugando juntos.
"¡Oh, qué lindo!" - exclamó Trixie, sonriendo. "¿Te gustaría jugar con nosotros?"
Dino sintió que su corazón latía muy fuerte. Era algo que siempre había querido. Pero su timidez lo detuvo otra vez.
"Ehh, no sé... tal vez más tarde" - murmuró, retrocediendo un poco.
Los dinosaurios siguieron jugando. Dino se sentó y observó, con un nudo en el estómago. Quería unirse, pero le resultaba difícil. Entonces, de repente, un pequeño velociraptor llamado Ruffy tropezó y cayó en un charco de barro.
"¡Ay! ¡Help!" - gritó Ruffy, cubierto de barro.
Dino, al ver qué le pasaba al pequeño, sintió que debía ayudar. Sin pensarlo, corrió hacia Ruffy y, con su gran hocico, lo ayudó a levantarse.
"¡Gracias, Dino!" - dijo Ruffy mirando a Dino con agradecimiento.
Los demás dinosaurios se acercaron.
"¡Felicidades, hiciste un buen acto!" - dijo Trixie, llena de emoción. "Eso demuestra que eres un gran amigo."
Dino sonrió por primera vez.
"¿Querrían jugar conmigo?" - preguntó, sintiéndose más seguro.
"¡Claro!" - respondió Ruffy con entusiasmo. "Vamos a hacer un juego de carreras en el barro. Tienes que probar el mejor barro del valle."
Así fue como, poco a poco, Dino se fue uniendo a las actividades de los demás dinosaurios. Después de varias carreras en el barro, se fue sintiendo cada vez más cómodo y feliz. Su risa resonaría por el valle y pronto se convirtió en uno de los favoritos del grupo.
Dino aprendió que la verdadera amistad no solo nace de ser valiente o divertido, sino también de ser uno mismo. Al final del día, se dio cuenta de que siempre había tenido amigos; solo necesitaba dar el primer paso y recordarse a sí mismo que cada uno tiene su propia forma de brillar.
Desde aquel día, Dino no solo encontró amigos, sino que también se volvió un líder entre los dinosaurios, alentándolos a ser ellos mismos, tal cual eran. Todos aprendieron que, aunque cada uno era diferente, juntos podían formar un gran equipo.
Y así, el dinosaurio tímido que quería hacer amigos se convirtió en el más querido de todo el valle.
FIN.