El Dinosaurio Verde y el Bosque de los Sueños



Era un hermoso día en el Bosque de los Sueños, un lugar lleno de árboles altos y flores de colores vibrantes. En medio de este paraíso natural, vivía un dinosaurio verde llamado Dino, conocido por su gran corazón y su curiosidad.

Un día, mientras paseaba por el bosque, Dino dijo:

"Hoy voy a explorar más allá de la Colina Brillante. Siempre he tenido curiosidad sobre lo que hay del otro lado."

Así que, con su gran andar, se dirigió hacia la colina. Al llegar a la cima, divisó un paisaje nuevo. Todo parecía más mágico que nunca. El cielo era de un azul profundo y había un arroyo que brillaba como diamantes.

Mientras Dino disfrutaba del paisaje, escuchó un llanto. Intrigado, siguió el sonido y encontró a una pequeña ardilla atrapada entre ramas.

"¡Hola! ¿Qué te pasó?" - preguntó Dino con voz suave.

"Me llamo Rami y jugué demasiado cerca de las ramas. No puedo salir de aquí," respondió la ardilla.

Sin pensarlo dos veces, Dino se acercó y movió las ramas con su gran cola.

"¡Aquí te tengo!" - exclamó, liberando a Rami.

"¡Gracias, Dino! Eres muy fuerte y amable, pero ahora tengo otro problema. Mis amigos no creen que estas maravillas existen. Quiero llevarlos a verlo."

"¿Por qué no los invitas a explorar conmigo?" - sugirió Dino.

Rami pensó que era una excelente idea y, juntos, decidieron regresar a la parte del bosque donde sus amigos solían jugar (que estaba cerca de la Colina Brillante).

Cuando llegaron, Rami dijo:

"¡Chicos! ¡Vengan! Dino ha encontrado un lugar increíble para explorar. ¡Tienen que verlo!"

Los amigos se miraron con escepticismo.

"¿En serio habrá algo especial?" - preguntó una ardilla un poco más grande.

"¡Sí! Vamos a caminar juntos y verán. A veces hay que salir de la rutina para descubrir cosas nuevas", respondió Dino animado.

Finalmente, los amigos decidieron acompañar a Rami y Dino. El grupo, formado por ardillas, conejos y un pequeño zorro, comenzó a caminar hacia la colina. Durante el camino, Dino les mostró su gran conocimiento sobre las plantas que encontraban.

"Esta es la flor del arcoíris, y esta aquí es una hoja que arrulló a un pájaro hasta que se durmió," explicaba el dinosaurio.

Cada descubrimiento llenaba de asombro a los pequeños animales. Al llegar a la cima de la colina, todos quedaron boquiabiertos ante el paisaje deslumbrante.

"¡Wow! ¡No puedo creer lo que veo!" - exclamó uno de los conejos.

"Es impresionante, nunca había estado aquí," admitió la ardilla mayor.

Dino sonrió satisfecho.

"La amistad y la curiosidad pueden llevarnos a lugares mágicos. Nunca dejen de explorar y de soñar."

Mientras observaban el arroyo que serpenteaba por el bosque, Rami dijo:

"¿Qué tal si hacemos una promesa? Cada semana exploraremos un nuevo lugar juntos. ¡Así podremos encontrar más maravillas!"

"¡Es una gran idea!" - gritaron todos al unísono.

Cruzando el arroyo, empezaron a jugar y correr, pero de repente Rami tropezó con una piedra y cayó al agua.

"¡Ay!" - gritó, mientras se surcaba el agua con su pequeño cuerpito.

Dino, preocupado, se acercó rápido:

"No te preocupes, Rami, voy a ayudarte!" - dijo, extendiendo su larga cola hacia él.

Con calma, ayudó a Rami a salir y a todos les quedó claro una lección importante:

"A veces, las aventuras pueden tener sus riesgos, pero siempre estaremos juntos para cuidarnos mutuamente," concluyó Dino.

Volvieron a casa esa noche bajo un cielo estrellado, sintiéndose más unidos que nunca. Todos habían aprendido que salir a explorar era mejor cuando se hacía en compañía. Y así, el dinosaurio verde y sus amigos comenzaron a tener nuevas aventuras cada semana, siempre llevando en su corazón la magia de la amistad.

FIN.

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