El Dios loro y la protección sagrada



Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, una iglesia muy antigua y hermosa. En la sala principal de esta iglesia vivía un loro llamado Tito, que era conocido como el Dios loro.

¿Por qué le decían así? Bueno, resulta que Tito tenía una habilidad especial: podía proteger los tesoros de la iglesia. Tito había sido entrenado por el abuelo Martín, un viejo sabio del pueblo.

El abuelo Martín le enseñó a Tito a cuidar los objetos valiosos y a no permitir que nadie se los llevara sin permiso. Desde entonces, Tito se convirtió en el guardián más fiel y valiente.

Un día, mientras Tito estaba descansando en su perchero favorito dentro de la sala de la iglesia, escuchó unos ruidos extraños provenientes del exterior. Se asomó por la ventana y vio a dos ladrones tratando de entrar a robar los tesoros sagrados.

Sin pensarlo dos veces, Tito voló rápidamente hacia ellos y les gritó: "¡Alto ahí! ¡No pueden entrar!" Los ladrones se sorprendieron al ver al loro hablando y retrocedieron asustados.

Pero pronto recuperaron su valentía y dijeron: "¿Qué puede hacer un simple loro contra nosotros?"Tito sonrió con picardía y les respondió: "Soy el Dios loro protector de estos tesoros sagrados. Si intentan llevárselos sin permiso, las consecuencias serán terribles". Los ladrones dudaron por un momento pero luego decidieron ignorar las advertencias del loro.

Con mucho sigilo, los ladrones entraron a la sala de la iglesia y comenzaron a buscar los tesoros. Pero lo que no sabían era que Tito tenía un plan ingenioso. Se escondió detrás de una estatua y esperó el momento oportuno.

Cuando los ladrones encontraron un cofre lleno de joyas preciosas, se frotaron las manos emocionados. Pero antes de que pudieran abrirlo, Tito salió volando rápidamente y les arrojó una llave mágica al cofre.

El cofre se cerró con fuerza y quedó sellado por completo. Los ladrones intentaron abrirlo desesperadamente, pero fue en vano. Estaban atrapados. Tito se posó sobre el cofre y les dijo: "Esto les enseñará a respetar los tesoros sagrados".

Los ladrones suplicaron piedad y prometieron nunca más robar algo valioso. El loro confiado decidió darles una oportunidad y llamó a la policía para entregarlos. Cuando llegaron las autoridades, quedaron asombradas al ver cómo este pequeño loro había frustrado el robo.

La noticia del valiente acto de Tito se extendió rápidamente por todo el pueblo. La gente estaba orgullosa del Dios loro que protegía sus tesoros sagrados. Desde aquel día, Tito fue considerado un héroe en el pueblo.

Recibió premios y reconocimientos por su valentía e inteligencia. Y así, gracias al coraje del Dios loro, la iglesia pudo seguir exhibiendo sus tesoros sin temor a ser robados.

Y cada vez que alguien visitaba la sala de la iglesia, no podía evitar sonreír al ver a Tito en su perchero, recordándoles que incluso el ave más pequeña puede convertirse en un gran protector.

FIN.

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