El dique de los yacarés



En el corazón de la selva misionera vivía una familia de yacarés muy especial. Estaba compuesta por Mamá Yacaré, Papá Yacaré y sus tres hijos: Lola, Pancho y Toto.

Eran una familia feliz que disfrutaba nadando en el río, tomando siestas al sol y jugando entre los árboles. Un día, mientras exploraban su hogar en busca de comida, los yacarés notaron algo preocupante.

El nivel del agua del río estaba bajando cada vez más debido a la falta de lluvias. Esto significaba que pronto tendrían dificultades para pescar y mantenerse hidratados. "¡Qué vamos a hacer, mamá?", preguntó Pancho con tristeza. Mamá Yacaré se quedó pensativa por un momento antes de tener una brillante idea.

"¡Construiremos un dique!", exclamó emocionada. "Así podremos retener el agua del río y asegurarnos de tener suficiente para todos". Los tres pequeños yacarés se entusiasmaron con la idea y rápidamente se pusieron manos a la obra.

Con ramas, hojas y barro construyeron un dique sólido que cruzaba el río de lado a lado. Fue un arduo trabajo que requirió cooperación, paciencia y mucha dedicación. Después de varios días de arduo trabajo, finalmente el dique estuvo terminado.

Los yacarés observaron orgullosos cómo el agua se acumulaba detrás de él, formando un pequeño lago que sería su fuente constante de vida.

Sin embargo, su alegría duró poco tiempo cuando descubrieron que otros animales del bosque estaban molestos porque el dique había interrumpido el flujo natural del río. "Lo siento mucho", dijo Toto apenado. "No queríamos causar problemas".

Los demás animales miraron sorprendidos la sinceridad en los ojos del joven yacaré, lo cual les hizo reflexionar sobre su reacción inicial. "Quizás actuamos con precipitación", admitió Don Mono desde las ramas de un árbol cercano. "El dique ha demostrado ser útil para ustedes... Tal vez podríamos encontrar una manera de convivir en armonía".

Los yacarés asintieron emocionados ante la posibilidad de reconciliarse con los demás habitantes del bosque. Así fue como juntos idearon un plan para compartir el agua del lago creado por el dique.

Cada especie tendría acceso equitativo al recurso vital sin afectar negativamente a los demás. Los días pasaron y todos aprendieron a valorarse mutuamente gracias a esta experiencia compartida. Finalmente, llegaron las ansiadas lluvias que devolvieron al río su cauce original.

El dique construido por los valientes y esforzados yacarés se deshizo lentamente bajo la presión del agua liberando así nuevamente su curso natural.

La historia sobre cómo LOS YACARÉS CONSTRUYERON UN DIQUE se convirtió en leyenda en la selva misionera como ejemplo inspirador sobre trabajo en equipo, solidaridad e integración entre diferentes especies para lograr un bien común mayor.

FIN.

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