El Dólar Perdido



Era una tarde soleada en el barrio, y Juanito, un niño curioso de diez años, paseaba con su mamá por el mercado. Las mesas estaban llenas de colores: frutas brillantes, juguetes que sonaban y esos dulces que a los niños tanto les gustan.

Mientras miraban, Juanito vio un radiante camión de juguete.

- “¡Mamá, mira eso! ¡Quiero ese camión! ” -exclamó con ojos brillantes.

- “Es hermoso, Juanito, pero no tenemos dinero suficiente hoy.” -respondió su mamá.

Juanito, algo desilusionado, decidió buscar un poco de dinero en su bolsillo. - “Mamá, tengo un dólar que ahorré. ¿Podemos comprarlo? ”

- “Si lo quieres de verdad, podemos preguntarle al vendedor si lo vende.”

Caminaron hacia el puesto donde un hombre amable sonreía, con un delantal lleno de manchas de pintura y un sombrero de paja en la cabeza.

- “Buenas tardes, señor. ¿Cuánto cuesta el camión? ” -preguntó Juanito con entusiasmo.

- “Hola, pichón. Costará dos dólares, pero quizás podamos hacer un trato.” -respondió el vendedor.

Juanito miró a su madre, que le susurró al oído: - “Es muy importante ser sincero. Si solo tienes un dólar, díselo.” - La mención de la sinceridad hizo que Juanito se sintiera nervioso, pero decidió seguir el consejo de su mamá.

- “Señor, solo tengo un dólar. Pero realmente me gustaría tenerlo.”

- “Mirá, pibe. A veces la vida no es justa, pero lo que sí es importante es la sinceridad. ¿Por qué no haces algo por mí y, si lo haces bien, te lo regalo? ” -sugirió el vendedor.

- “¡Claro, qué necesitas! ” -se emocionó Juanito.

El vendedor le pidió que lo ayudara a organizar algunos juguetes que estaban afuera de su puesto. Juanito aceptó y comenzó a ayudar. Su mamá lo observaba, sintiéndose orgullosa de la decisión de su hijo.

- “¡Qué bien lo haces, Juanito! Estás ayudando y, además, aprendiendo sobre responsabilidad.” -lo elogió su mamá.

Después de un buen rato de trabajo, el vendedor le dio una gran sonrisa y le dijo: - “Gracias, pibe. Ahora, como prometí, te doy el camión por tu esfuerzo. Además, quiero que sepas lo importante que es el respeto y la honestidad en la vida.”

Juanito sintió una alegría inmensa y, antes de irse, le preguntó: - “¿Por qué es tan importante la honestidad, señor? ”

- “Porque ser honesto significa que la gente confía en vos. Si todos fuéramos honestos, el mundo sería un lugar mucho mejor, ¿no creés? ” -respondió el vendedor con una sonrisa.

Esa noche, mientras Juanito jugaba con su nuevo camión, le contó a su mamá lo que había aprendido.

- “Mamá, fue divertido ayudar al vendedor. Me dio el camión porque fui sincero y trabajé con responsabilidad. También entendí lo importante que es el respeto.”

- “Me alegra mucho, Juanito. Recuerda que esos valores son como los cimientos de una buena persona. Siempre serán útiles en la vida.”

Desde ese día, Juanito no solo disfrutó de su camión, sino que también hizo un esfuerzo constante por practicar los valores que aprendió. Así, cada vez que su mamá decía: - “¿Y qué tal si hoy ayudamos a alguien? ”, Juanito respondía con una sonrisa: - “¡Sí, mamá! ¡Aprendí que eso es muy importante! ”

Y así, la historia de Juanito y el vendedor se convirtió en una lección inolvidable sobre la importancia de la sinceridad, el respeto, la honestidad, la comprensión y la responsabilidad.

FIN.

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