El domingo del perro y la niña
Era un hermoso domingo por la mañana y el sol brillaba con fuerza. Sofía, una niña de siete años, estaba muy emocionada porque ese día iba a llevar a su perro, Rocky, al parque. Sofía y Rocky eran los mejores amigos, y siempre se divertían juntos. La niña preparó su mochila con un poco de agua, una pelota y unas galletitas para compartir con su amigo animal.
Cuando llegaron al parque, Sofía corrió hacia el gran campo verde donde los árboles daban sombra y los niños jugaban alegremente. Rocky, con su cola moviéndose como un péndulo, la seguía de cerca.
"¡Vamos, Rocky! ¡A jugar!" - gritó Sofía, lanzando la pelota con todas sus fuerzas. Rocky corrió tras la pelota, con su lengua afuera, disfrutando de la brisa fresca.
Los dos amigos jugaron durante horas. Sofía se sentó un minuto en el césped, mirando cómo Rocky descansaba y tomaba agua de su botella.
"Hoy es un día perfecto, ¿no es cierto, Rocky?" - le dijo Sofía acariciando su suave pelaje.
Pero de repente, Sofía notó algo extraño. Un niño se acercaba, mirando con curiosidad a Rocky.
"¡Hola!" - dijo el niño, que se llamaba Lucas. "¿Puedo jugar con tu perro?"
"¡Claro! ¡Rocky ama hacer nuevos amigos!" - respondió Sofía, emocionada de compartir a su perro.
Lucas lanzó la pelota y Rocky salió disparado tras ella. Sofía y Lucas se rieron juntos mientras el perro hacía trucos para atraparla. Sin embargo, mientras jugaban, la pelota rodó hacia un pequeño arroyo que pasaba por el parque. Rocky, sin pensarlo, corrió hacia el agua para alcanzarla.
"¡Espera, Rocky!" - gritó Sofía preocupada. Pero Rocky se metió en el agua y, al volver, mostró la pelota mojada pero intacta.
"¡Lo hiciste bien, amigo!" - le dijo Sofía, aliviada y riendo.
Entonces Lucas se quedó mirando el arroyo. Era un lugar muy lindo, lleno de flores y mariposas, pero también un poco peligroso.
"Sofía, ¿no crees que deberíamos asegurarnos de que Rocky no se meta en el arroyo de nuevo?" - sugirió Lucas.
Sofía asintió. "Tienes razón, Lucas. A veces los lugares como este pueden ser muy divertidos, pero también debemos ser cuidadosos."
Decidieron crear un área de juego segura. Sofía y Lucas buscaron ramas y piedras cerca del arroyo y, con gran esfuerzo, hicieron una especie de cercado improvisado. Rocky se mostró intrigado por el nuevo espacio y empezó a jugar entre los árboles y las flores, siempre manteniéndose alejado del arroyo.
"Esto es una gran idea, Sofía. ¡Gracias!" - dijo Lucas, feliz con el resultado.
Sofía sonrió. "Gracias a ti por ayudar. Jugar en el parque es más divertido cuando tenemos en cuenta la seguridad de todos."
Luego, los tres amigos continuaron jugando hasta que el sol empezó a bajar en el cielo. Había sido un día lleno de risas y enseñanzas. Mientras volvían a casa, Sofía no podía dejar de pensar lo importante que era cuidar de sus amigos y de sí misma.
"Mañana volveremos, Rocky. Te prometo que haremos más cosas divertidas. Pero esta vez, con más cuidado" - le dijo Sofía mientras su perro movía la cola, como si entendiera cada palabra.
Esa noche, Sofía se durmió con una sonrisa, sabiendo que su domingo había sido perfecto. No solo había jugado con Rocky, sino que también había aprendido sobre el valor de la seguridad y la amistad.
FIN.