El don de la vocal E


Había una vez una vocal llamada E que vivía en un hermoso país lleno de palabras, letras y sonidos. La vocal E era muy especial porque tenía un sonido único y melodioso.

A ella le encantaba jugar con las palabras y hacerlas sonar bonito. Un día, mientras la vocal E paseaba por el bosque de las letras, se encontró con una palabra que comenzaba con su nombre: —"elefante" .

Al tocar la palabra —"elefante" , la vocal E enfatizó su sonido y lo hizo vibrar en el aire. El elefante apareció frente a ella, gigantesco y majestuoso. "¡Hola, querida vocal E!", exclamó el elefante emocionado. "Gracias por hacerme sonar tan bien".

La vocal E se sintió feliz al ver cómo su sonido daba vida a las palabras. Siguió caminando por el bosque y encontró otra palabra que también comenzaba con su nombre: —"escuela" .

Al tocar la palabra —"escuela" , la vocal E enfatizó su sonido nuevamente, creando un ambiente alegre y educativo. "¡Qué alegría verte, querida vocal E!", dijo la escuela llena de entusiasmo. "Gracias por hacerme sentir tan acogedora".

La vocal E estaba emocionada al descubrir cómo podía transformar las palabras simplemente tocándolas. Decidió seguir explorando y encontrarse con más palabras que empezaran con ella misma. Mientras avanzaba por el bosque, vio una figura escondida entre los árboles. Era una letra M misteriosa que parecía triste.

"¿Qué te pasa?", preguntó la vocal E preocupada. "Soy la letra M, pero nadie me presta atención", respondió la letra M con tristeza. "Nadie toca las palabras que empiezan conmigo". La vocal E sintió compasión por la letra M y decidió ayudarla.

Juntas buscaron palabras que comenzaran con ambos sonidos: —"empanada" , "emoción", "empatía". Al tocar estas palabras, tanto la vocal E como la letra M se enfatizaban mutuamente, creando un sonido armonioso y alegre.

A medida que exploraban el bosque de las letras juntas, encontraron más figuras escondidas: una O redonda y feliz, una A curvada y graciosa, una I delgada y recta.

Cada vez que tocaban las palabras que comenzaban con sus respectivas letras, los sonidos cobraban vida y llenaban el bosque de alegría. Los niños del país de las letras escucharon sobre las hazañas de la vocal E y sus amigas.

Se acercaron al bosque para verlas en acción y quedaron maravillados al escuchar cómo las palabras cobraban vida gracias a ellas. Desde ese día, los niños aprendieron a jugar con las vocales y las letras. Descubrieron cómo enfatizar los sonidos al tocar las palabras adecuadas.

El país de las letras se llenó de risas y aprendizaje mientras todos jugaban con el poder mágico de las vocales. Y así fue como la vocal E descubrió su don especial para hacer vibrar los sonidos en cada palabra.

Nunca más se sintió sola ni ignorada porque ahora todos apreciaban su melodiosa voz.

Y cada vez que los niños leían un cuento o escribían una palabra, recordaban la historia de la vocal E y cómo ella les enseñó a jugar con las palabras y los sonidos.

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