El don de Mateo



Había una vez en una escuela muy especial, un niño llamado Mateo que tenía un poder extraordinario.

Mateo era capaz de ver y sentir el dolor de los demás, especialmente de aquellos niños que sufrían bullying por ser diferentes en el salón de clase. Un día, mientras Mateo jugaba en el patio del colegio, vio a un grupo de niños burlándose de Sofía, una niña tímida y creativa que siempre llevaba puesta una diadema con orejas de gato.

Los otros niños se reían y le decían cosas hirientes. Mateo sintió tristeza en su corazón al ver la injusticia que ocurría frente a sus ojos. Se acercó a Sofía y le tendió la mano con una sonrisa cálida.

"Hola, soy Mateo. ¿Quieres jugar conmigo?" -le dijo amablemente. Sofía lo miró sorprendida pero luego esbozó una tímida sonrisa y asintió. Juntos comenzaron a jugar y poco a poco se fueron convirtiendo en grandes amigos.

Los días pasaron y Mateo continuó ayudando a otros niños que sufrían bullying en la escuela. Les enseñaba que todos somos diferentes y únicos, pero eso no nos hace menos valiosos.

Con amor, respeto y tolerancia podíamos entendernos unos a otros y descubrir lo maravilloso que cada uno tenía para ofrecer. Un día, cuando todo parecía estar mejorando en la escuela gracias al ejemplo de Mateo, llegó un nuevo niño llamado Lucas.

Lucas era muy travieso e inquieto, siempre metiéndose en problemas y molestando a los demás. "¡Ey tú! ¡Con las orejas de gato! ¿Por qué eres tan rara?" -gritó Lucas señalando a Sofía.

Mateo se acercó rápidamente y colocó su mano sobre el hombro de Lucas con firmeza pero cariño. "Lucas, todos somos diferentes pero eso no nos hace mejores ni peores que los demás. Debemos aprender a respetar esas diferencias. " -le dijo con calma.

Lucas lo miró fijamente por un momento antes de bajar la mirada avergonzado. "Lo siento... " -murmuró sin atreverse a mirar a los ojos a Sofía. Mateo sonrió sabiendo que había sembrado una semilla de bondad en el corazón del nuevo niño.

Poco a poco, Lucas comenzó a cambiar su actitud y aprendió a valorar la diversidad entre sus compañeros.

Con el tiempo, la escuela se convirtió en un lugar lleno de amor, respeto y amistad gracias al increíble poder de Mateo para mostrarles a todos que con tolerancia podíamos construir un mundo mejor donde todos éramos iguales ante los ojos del otro.

Y así fue como Mateo se convirtió en el héroe silencioso de la escuela, demostrando que incluso los más pequeños podían hacer grandes cambios si actuaban desde el corazón. Y juntos vivieron felices para siempre promoviendo la inclusión y celebrando las diferencias como algo hermosamente único.

FIN.

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