El Don de Zara
Había una vez en un pequeño pueblo, una niña llamada Zara. Desde que era muy chiquita, soñaba con realizar muchas aventuras a lugares lejanos, llenos de magia y criaturas asombrosas. Sin embargo, Zara era paralítica y ciega, lo que hacía que esas aventuras parecieran imposibles de alcanzar. A pesar de vivir en la oscuridad, su imaginación era brillante y colorida, y cada noche ella se quedaba despierta, creando historias en su mente.
Una noche, mientras miraba las estrellas en su habitación, un suave brillo iluminó el aire. De repente, ante ella apareció Calantha, una hermosa hada con alas de colores vibrantes.
"Hola, Zara. Soy Calantha, y he venido a ayudarte a cumplir tus sueños de aventura" - dijo el hada, sonriendo con dulzura.
Zara, sorprendida, preguntó:
"¿Realmente puedes ayudarme? ¿Cómo?"
"Te voy a conceder un don especial. No perderás ni tu ceguera ni tu parálisis, pero podrás sentir los lugares que siempre has querido visitar y vivir aventuras sin límites" - explicó Calantha.
Zara, llena de emoción, respondió:
"¡Eso suena increíble! No puedo esperar para sentir todo lo que hay afuera".
Con un toque de su varita mágica, Calantha hizo brillar un polvo dorado alrededor de Zara. Instantes después, Zara sintió una energía poderosa recorrer su cuerpo. Su corazón latía con fuerza, y cerrando los ojos, se dejó llevar por la magia.
Zara se encontró flotando en un paisaje impresionante. A su alrededor, podía sentir el aroma de flores frescas, el murmullo del agua de un arroyo y el canto de los pájaros. ¡Era como si finalmente pudiera ver gracias a su imaginación!"Esto es asombroso, Calantha!" - gritó, llena de alegría.
"Puedo sentir el viento jugando con mi cabello y la calidez del sol en mi piel. ¡Estoy en un bosque encantado!".
Calantha sonrió con orgullo.
"Sí, pero hay más aventuras por vivir. Ahora vamos a un lugar donde reside el dragón de fuego, que mantiene la paz en el reino".
Zara, emocionada, sintió que volaban rápidamente hacia una montaña lejana. Al llegar, pudo escuchar el rugido del dragón.
"¿Y si me da miedo?" - preguntó Zara, insegura.
"Recuerda que tienes la fuerza de tu imaginación. Deja que te guíe" - le aconsejó Calantha.
Zara respiró hondo y se adentró en la cueva. Allí, el dragón, enorme y majestuoso, la observaba con curiosidad.
"¿Quién osa entrar en mi dominio?" - preguntó el dragón.
"Soy Zara, y he venido a conocer el corazón valiente de un dragón" - respondió.
El dragón, sorprendido por la valentía de la niña, sonrió.
"¿Qué deseas aprender de mí, pequeña?"
"Quiero saber cómo enfrentas tus miedos" - dijo Zara.
El dragón se tumbó y comenzó a hablar.
"Cada vez que siento miedo, respiro profundo y me recuerdo que soy más grande que mis temores. El coraje no significa no sentir miedo, sino enfrentar lo que tememos."
Zara escuchó atentamente y continuó su aventura, viviendo momentos emocionantes. Visitó un lago donde las sirenas cantaban, recorrió un campo de flores que bailaban con el viento y exploró una cueva llena de cristal que brillaba como estrellas.
Finalmente, después de muchas aventuras, Zara se dio cuenta de que aunque su cuerpo no podía caminar ni ver, su corazón y su espíritu eran libres. Cuando regresó a su habitación, Calantha le dijo:
"Recuerda que la verdadera magia está en tu corazón. Siempre podrás vivir grandes aventuras, aunque estés en casa. La imaginación no tiene límites".
"¡Gracias, Calantha! Prometo seguir explorando con mi mente y mi espíritu" - respondió Zara, con una gran sonrisa en su rostro.
Desde aquel día, Zara comprendió que las aventuras no siempre tienen que ser físicas. Podía viajar a mundos lejanos y vivir historias extraordinarias sin salir de su hogar. Y así, con sus sueños vibrantes, se convirtió en la niña más aventurera de todas, disfrutando de cada momento, convencida de que el verdadero valor estaba en su imaginación.
FIN.