El Dragón Amistoso
Había una vez, en un reino muy lejano, un joven llamado Lucas. Desde muy pequeño soñaba con ser un valiente caballero, así que un día decidió que era hora de demostrar su valor. En el reino, había una princesa llamada Sofía que había sido capturada por un dragón que vivía en una cueva oscura y tenebrosa. Todo el pueblo hablaba de lo peligroso que era el dragón, pero Lucas sintió que era su momento para brillar.
Con su espada de juguete y un escudo hecho de cartón, Lucas se dirigió hacia la cueva. El camino estaba lleno de obstáculos, pero él sabía que su valentía lo llevaría lejos. Cuando llegó a la entrada de la cueva, respiró hondo y gritó con toda su fuerza:
- ¡Dragón, sal a enfrentarme! ¡He venido a rescatar a la princesa Sofía!
Dentro de la cueva, se escucharon ruidos extraños y un gran bulto se acercó poco a poco. Era Zacarías, el dragón. Era mucho más grande de lo que Lucas había imaginado, con escamas brillantes de un verde esmeralda. Sin embargo, cuando Zacarías salió a la luz, su mirada no era feroz.
- ¿Quién osa perturbar mi descanso? -rugió el dragón, aunque su voz sonaba más curiosa que amenazante.
- Soy Lucas, el valiente caballero que ha venido a liberar a la princesa -dijo él, con una combinación de valentía y nerviosismo.
- ¿Y qué te hace pensar que puedo liberarla? -preguntó Zacarías, inclinando la cabeza con un aire de escepticismo.
Lucas se detuvo a pensar. Decidió que, en lugar de pelear, podría intentar hablar. Se acercó un poco más y continuó:
- He escuchado muchas historias sobre ti, dragón, y la mayoría dicen que eres malvado. Pero, ¿alguna vez te han preguntado cómo te sientes? -preguntó Lucas con una mirada sincera.
El dragón frunció el ceño y se sentó en un montón de piedras.
- No, nunca. Todos sólo hablan de cómo soy un monstruo. Pero no saben que me siento solo aquí, sin amigos. -Zacarías reveló con un suspiro profundo, que levantó un nublado de polvo.
Lucas, atónito, decidió aprovechar esa oportunidad.
- La gente tiene miedo de lo que no entiende. Pero ¿y si les dijeras cómo te sientes? ¿Y si te convirtieras en un protector en lugar de un captor? -sugirió con entusiasmo.
Zacarías lo miró fijamente, luego rió por primera vez.
- ¡Eso sería algo raro! Pero, ¿estás seguro que no me temerían aún más? -preguntó el dragón.
Lucas sacudió la cabeza.
- La valentía no es sólo pelear; también es mostrar tu verdadero yo. Tal vez yo podría ayudarte a hablar con ellos. -sugirió el joven.
Zacarías parecía pensativo. -Pero, ¿y la princesa? No quiero hacerle daño. -dijo con preocupación.
Lucas sonrió. -No, claro que no. Mejor la liberamos juntos. Te prometo que seré tu amigo y lo que más quiero es que puedas ser feliz. -
El dragón lo miró sorprendido. Nadie había querido ser su amigo antes.
- ¿De verdad quieres ser mi amigo? -preguntó Zacarías con un brillo en sus ojos.
- Claro, pero primero, dejemos salir a la princesa. -contestó Lucas.
Zacarías asintió y se levantó, y usando su gran garra, desató las cadenas que mantenían a Sofía prisionera. Ella salió con cautela, pero al ver a Lucas y al dragón juntos, su sorpresa fue inmensa.
- ¿Qué... qué está pasando aquí? -preguntó la princesa, parpadeando incrédula.
- Venimos a hacer un trato. -dijo Lucas con confianza. -Voy a presentar a Zacarías a toda la gente del reino para que vean que él no es una amenaza.
Sofía miró a Zacarías, midiendo sus intenciones. -¿De verdad quieres cambiar? -preguntó la princesa.
- Sí, quiero que también me vean como un amigo, no como un monstruo. -respondió Zacarías con sinceridad.
Juntos penetraron en el reino. Tras muchas dudas, los aldeanos vieron que Zacarías era un dragón amable y que, bajo su escamosa apariencia, latía un gran corazón. Con ayuda de Lucas y Sofía, Zacarías comenzó a mostrar su valentía a través de buenas acciones y ayudando en el campo, llevando las cosechas pesadas y protegiendo a los viajeros.
El pueblo comenzó a aceptar al dragón y pronto se convirtió en un héroe que cuidaba del reino. Lucas y Sofía no sólo rescataron a la princesa, sino que también hicieron un gran amigo en el camino.
Desde ese día, Zacarías, Lucas y Sofía vivieron grandes aventuras juntos, enseñando a todos que, a veces, es necesario mirar más allá de las apariencias y escuchar antes de juzgar. Y así, todos en el reino aprendieron que la verdadera valentía está en la amistad y en comprender a los demás. Fin.
FIN.