El Dragón Compasivo


En un reino muy lejano, vivían tres valientes caballeros llamados Mateo, Martín y Marcos. Estos caballeros eran conocidos por su coraje y nobleza, siempre dispuestos a proteger a los más débiles.

Un día, el reino se vio amenazado por un feroz dragón que había llegado desde tierras lejanas. Este dragón era gigantesco y tenía escamas tan duras como el acero. Su aliento de fuego era capaz de arrasar todo a su paso.

El rey del lugar estaba desesperado y convocó a los tres caballeros para que enfrentaran al temible dragón. Mateo, Martín y Marcos aceptaron sin dudarlo y se dirigieron hacia la cueva donde se encontraba el monstruo.

Cuando llegaron frente al dragón, este les lanzó una llamarada de fuego que estuvo a punto de alcanzarlos. Los tres caballeros rápidamente buscaron refugio detrás de unas rocas mientras ideaban un plan para derrotar al poderoso enemigo.

Mateo tomó la palabra: "¡Necesitamos encontrar una manera de debilitar las escamas del dragón! ¡Si logramos eso, podremos herirlo!". Martín sugirió: "Podríamos intentar enfriar sus escamas utilizando agua fría". Marcos agregó: "Y después podríamos atacarlo con nuestras espadas".

Los caballeros estaban listos para llevar a cabo su plan cuando notaron algo sorprendente: el dragón estaba llorando lágrimas ardientes. Se acercaron con cautela y descubrieron que el monstruo no era malvado, sino que estaba triste y asustado. "¿Por qué lloras, noble dragón?", preguntó Mateo.

El dragón les contó que había llegado al reino en busca de ayuda. Resulta que el feroz monstruo había sido atacado por cazadores sin escrúpulos y sufría mucho dolor a causa de las heridas.

Además, tenía miedo de ser rechazado por los habitantes del reino debido a su apariencia intimidante. Los caballeros se dieron cuenta de que habían juzgado mal al dragón y decidieron ayudarlo en lugar de luchar contra él.

Martín sacó una poción curativa y la aplicó en las heridas del dragón mientras Marcos le daba palabras de ánimo. "No temas, noble criatura. Estamos aquí para protegerte", dijo Marcos con dulzura. El dragón se sintió aliviado y agradecido por la bondad de los caballeros.

Les prometió no volver a causar daño y ofreció su fuerza para proteger el reino junto a ellos. Así fue como Mateo, Martín, Marcos y el dragón formaron un equipo invencible.

Juntos, trabajaron para mantener la paz en el reino y enseñaron a todos la importancia de no juzgar por las apariencias. Desde aquel día, el dragón dejó atrás su fama de temible monstruo para convertirse en un símbolo de amistad y valentía.

Los niños del reino aprendieron una gran lección: nunca subestimar ni juzgar a alguien basándose únicamente en su aspecto exterior. Y así vivieron felices todos juntos, protegiendo y cuidando del reino con amor y compasión.

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