El dragón Dante y el secreto de los suspiros



Había una vez un pequeño dragón llamado Dante, que vivía en un hermoso valle rodeado de montañas. Dante era muy especial, ya que tenía un hipo constante y no podía controlarlo.

Cada vez que intentaba lanzar fuego por su boca, solo salían pequeños estornudos. Un día, cansado de tener hipo sin cesar, Dante decidió emprender una aventura en busca de una solución. Voló por el bosque encantado hasta llegar a la cabaña de la famosa bruja Margarita.

Todos los habitantes del valle decían que ella tenía poderes mágicos y podría ayudarlo. Dante tocó tímidamente la puerta de la cabaña y esperó con ansias a que alguien respondiera.

La puerta se abrió lentamente y apareció Margarita con una sonrisa amable en su rostro arrugado. "¡Hola, pequeño dragón! ¿En qué puedo ayudarte?" -dijo Margarita con voz dulce. Dante explicó su problema con el hipo incontrolable y le preguntó si conocía algún hechizo o remedio para curarlo.

La bruja lo invitó a entrar y lo hizo sentir cómodo en su acogedora cabaña llena de hierbas mágicas y pociones brillantes. Margarita examinó al dragoncito detenidamente mientras él intentaba contener sus hipos.

Después de unos minutos pensativos, la bruja sonrió nuevamente. "Tengo algo especial para ti, querido Dante", dijo Margarita mientras sacaba un frasco lleno de polvo mágico verde oscuro. "Este es el polvo de la paciencia.

Si lo tomas, te ayudará a controlar tus hipos". Dante estaba emocionado y agradecido por la ayuda de Margarita. Tomó el frasco con cuidado y bebió un poco del polvo mágico. Al instante, sintió una sensación de calma recorriendo su cuerpo.

"Ahora, Dante, debes aprender a respirar profundamente y relajarte", explicó Margarita mientras le mostraba algunas técnicas de meditación. "La paciencia es la clave para superar cualquier obstáculo". Dante siguió las instrucciones al pie de la letra.

Respiraba hondo, se concentraba en su respiración y se repetía a sí mismo que podía controlar sus hipos. Poco a poco, los hipos de Dante comenzaron a disminuir hasta que finalmente desaparecieron por completo.

El pequeño dragón estaba feliz y lleno de gratitud hacia la bruja Margarita. Después de pasar un tiempo aprendiendo más sobre magia y amistad con Margarita, Dante decidió regresar al valle para compartir su nueva habilidad con los demás dragones. Cuando llegó al valle, todos quedaron sorprendidos al verlo sin hipo.

Los otros dragones se acercaron curiosos e intrigados por el cambio en Dante. "¿Cómo lo hiciste?" -preguntaron emocionados. Dante les contó sobre su visita a la bruja Margarita y cómo había aprendido a ser paciente consigo mismo.

Les enseñó las técnicas que había aprendido y juntos practicaron la meditación para controlar sus propios problemas. A partir de ese día, el valle de los dragones se convirtió en un lugar lleno de paz y armonía.

Todos aprendieron la importancia de la paciencia y cómo superar sus dificultades. Dante se convirtió en un héroe para los demás dragones, pero sabía que su verdadero poder estaba en compartir lo que había aprendido con ellos.

Juntos, construyeron una comunidad fuerte y solidaria. Y así, gracias a la ayuda de una bruja amable y al esfuerzo de Dante por superar su hipo, todos los dragones del valle vivieron felices y en armonía para siempre.

FIN.

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