El Dragón de Corazón Noble
Había una vez, en un bosque encantado, un dragón llamado Draki. Draki era un dragón enorme, con escamas verdes y relucientes como esmeraldas, pero con alas tan grandes que hacían sombra a todo el bosque. A pesar de su apariencia imponente, Draki era un dragón muy amable que soñaba con tener amigos. Pero, cada vez que intentaba acercarse a otros animales, estos salían corriendo despavoridos.
Un día, mientras Draki volaba por el cielo, decidió aterrizar cerca de un pequeño pueblo. Desde lo alto, observó a los niños jugar, reír y hacer piruetas. "¿Por qué no puedo unirme a ellos?", pensó con tristeza.
Mientras tanto, en el pueblo, los niños estaban hablando de un dragón aterrador que merodeaba por el bosque. "Dicen que hace ruidos escalofriantes y que se lleva a los que se acercan a él", murmuraban.
A pesar del miedo que sentían, un niño valiente llamado Lucas, que siempre había sido curioso, decidió que debía averiguarlo por sí mismo. "¿Y si no es tan malo como dicen?", se preguntó. Se aventuró al bosque y, al llegar al claro, se encontró frente a frente con Draki.
"¡Oh! No me comas!", gritó Lucas, asustado.
"No tengo intención de comer a nadie", respondió Draki, con una voz suave que contrastaba su apariencia feroz. "Soy solo un dragón solitario que busca amigos."
Intrigado, Lucas se acercó un poco más. "¿De verdad? Pero... todos dicen que sos peligroso."
"Quizás sí, tengo aspecto de dragón, pero mi corazón es amable."
Lucas decidió darle una oportunidad y se sentó en una roca cercana. Pronto, los dos comenzaron a hablar. Draki compartió su amor por contar historias y el niño le habló de sus sueños de aventuras. Al pasar la tarde, Lucas se dio cuenta de que Draki era muy divertido y amable.
"¡Vamos a demostrarles a los demás que no sos malo!", exclamó Lucas entusiasmado. Draki asintió con una sonrisa. Juntos, idearon un plan para sorprender a los niños del pueblo.
Esa noche, mientras que las estrellas brillaban, Lucas llevó a Draki a la plaza del pueblo. Al principio, los niños los miraron con miedo y comenzaron a alejarse. Pero Lucas gritó:
"¡No tengan miedo! ¡Este dragón no es lo que creen!"
Al escuchar esto, algunos niños se acercaron curiosamente. Draki, al ver la expectativa en sus ojos, decidió hacer algo especial. Con un suave movimiento de sus alas, creó una pequeña lluvia de chispas de colores. Los niños quedaron maravillados.
"¡Guau! ¿Pueden ver? Draki es mágico!", dijo Lucas.
Poco a poco, los niños se fueron acercando, y se dieron cuenta de que las historias de terror eran solo eso, historias. Draki se sentó en el suelo y les contó sobre su vida en el bosque, sobre su soledad y su deseo de jugar con otros.
"¿Podemos jugar con vos?", preguntó una niña con voz tímida. Draki sonrió y asintió. A partir de ese día, se formó una increíble amistad entre el dragón y los niños. Jugaron, rieron y hasta organizaron un festival en el que Draki se convirtió en la estrella del evento.
Sin embargo, algunos adultos seguían temerosos. Una noche, cuando parecía que todo iba bien, un grupo de ellos decidió enfrentar a Draki. "¡Alto, dragón! ¡Lárgate de este pueblo!"
Lucas, viendo la situación, se interpuso. "¡No! Draki es nuestro amigo, y no es peligroso! Él solo quiere ser querido como todos nosotros."
"¡Es un dragón!", gritaron los adultos en coro.
Pero Lucas, con valentía, se paró firme y les explicó cómo conoció a Draki y lo amable que era. Con cada palabra, los corazones de los adultos comenzaron a cambiar. Hasta que una valiente abuela se animó a acercarse y dijo:
"Si el niño confía en él, nosotros también deberíamos hacerlo."
Con el tiempo, los miedos se fueron desvaneciendo y el pueblo aprendió a conocer al dragón. Draki, por su parte, también se esforzó por demostrar su amistad. Ayudó en los campos, inspirando a los niños a crear pinturas de colores en las paredes, y se convirtió en el protector de todos.
La historia de Draki y Lucas se volvió famosa en todo el reino. Enseñó a todos que lo que importa es conocer a los demás por lo que son en el interior, y que las verdaderas amistades no se basan en apariencias. Nadie volvió a mirar con miedo, sino que con amor y respeto.
Y así, el dragón solitario encontró la amistad que siempre había deseado, llenando su vida de risas y amor. Draki y los niños vivieron muchas aventuras juntos y demostraron que, al final, la valentía y la bondad son las alas más poderosas que uno puede tener.
Fin.
FIN.