El dragón de la igualdad



En un pintoresco barrio, vivía Ernesto, un dragón pequeño con grandes sueños. A pesar de su tamaño, Ernesto tenía un corazón valiente y anhelaba un cambio en su comunidad. En su barrio, muchos animales se sentían marginados y desiguales.

Los pájaros no tenían suficientes ramas para hacer sus nidos, los conejos no tenían suficiente pasto para alimentarse, y los peces no tenían un río limpio donde vivir. Ernesto sabía que algo tenía que cambiar.

Decidió hablar con sus amigos más cercanos, Marta la tortuga, Antonio el ratón, y Rosa la abeja, para compartir su inquietud. "Amigos, ¿no creen que todos merecemos tener igualdad y justicia en nuestro barrio? Es hora de hacer algo al respecto", dijo Ernesto con determinación.

Juntos, idearon un plan para comenzar una revolución pacífica que cambiara la vida de todos. Primero, organizaron reuniones para escuchar las necesidades de cada uno.

Los pájaros expresaron su deseo de más árboles, los conejos pedían pasto abundante, y los peces ansiaban un río limpio. Ernesto y sus amigos se propusieron ayudar a cada uno de sus vecinos a satisfacer sus necesidades. Con mucho esfuerzo y trabajo en equipo, lograron plantar nuevos árboles, cultivar pasto fresco, y limpiar el río.

Pronto, el barrio se transformó en un lugar más justo y equitativo. Los animales vivían felices y en armonía, sabiendo que todos contaban con lo necesario para llevar una vida plena.

La valentía y la determinación de Ernesto inspiró a todos a trabajar juntos en pos de un futuro mejor. La revolución de Ernesto demostró que incluso el más pequeño de los habitantes puede lograr grandes cambios.

Desde entonces, el barrio de Ernesto se convirtió en un ejemplo de igualdad y justicia para todos los demás barrios. Ernesto había logrado su sueño de una vida mejor para todos. Y así, el pequeño dragón enseñó a todos una lección de valentía, solidaridad y lucha por la igualdad.

FIN.

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