El Dragón de la Montaña Brillante



Hace mucho tiempo, en un lugar lejano, existía una montaña que brillaba con los colores del arcoíris. En la cima de esa montaña vivía un dragón llamado Drago. Era un dragón muy especial, porque en lugar de escupir fuego, escupía chispas de colores que iluminaban todo a su alrededor. La gente del pueblo a los pies de la montaña lo quería mucho porque sus chispas hacían que los días grises se llenaran de alegría.

Un día, mientras Drago volaba sobre el pueblo, vio a un grupo de niños reunidos, muy tristes. Al acercarse, preguntó:

-¿Qué les pasa, amigos?

Los niños respondieron:

-No podemos jugar al aire libre porque no tenemos una pelota.

Drago, al oír esto, decidió ayudarles.

-¡Yo puedo hacer una pelota de chispas!

Los niños miraron a Drago con curiosidad.

-¿Cómo harías eso?

-¡Verán! – dijo el dragón mientras empezaba a rodar chispas de colores con su aliento mágico.

Antes de que se dieran cuenta, una hermosa pelota brillante flotaba en el aire. Los niños estaban asombrados y comenzaron a reír y jugar con la pelota mágica. Sin embargo, al cabo de un rato, la alegría se transformó en desconcierto, ya que la pelota comenzó a alejarse y voló hacia la cima de la montaña.

-¡Ay no! – gritó uno de los niños – ¡La pelota se nos escapa!

Inmediatamente, Drago voló hacia la montaña para atrapar la pelota. Pero cuando llegó a la cima, se dio cuenta de que la pelota se había enredado en un arbusto lleno de espinas. Drago, aunque era un dragón fuerte, no sabía cómo sacar la pelota sin lastimarse.

Teniendo en cuenta que eran sus amigos los que la necesitaban, se sintió frustrado. Fue entonces que escuchó una voz proveniente del arbusto.

-¡Hola Drago! Soy Lila, la liebre. He visto lo que sucedió.

-¿Puedes ayudarme? La pelota se ha enredado y no quiero lastimarme.

Lila pensó por un momento y dijo:

-Podemos trabajar juntos. Si intentamos sacar la pelota con cuidado, podemos hacerlo sin herirnos.

Drago dudó un poco, pero decidió confiar en Lila. Juntos, comenzaron a trabajar con paciencia. Drago soplaba suavemente para mover las ramas, mientras Lila utilizaba sus patitas para desenredar la pelota. Después de un rato de esfuerzo, finalmente lograron liberar la pelota.

-¡Lo logramos! – exclamó Drago, lleno de alegría.

Ambos regresaron al pueblo, donde los niños los esperaban con ansias.

-¡Tienen su pelota de chispas de regreso! – dijo Drago con una sonrisa. Los niños aplaudieron y comenzaron a jugar nuevamente. Drago se sintió feliz, pero también comprendió que a veces, trabajar juntos es la clave para superar los obstáculos.

Desde ese día, Drago y Lila se convirtieron en grandes amigos y comenzaron a organizar juegos y actividades para todos los niños del pueblo. Cada vez que alguien tenía un problema, Drago recordaba lo importante que era pedir ayuda y colaborar con los demás.

Así, el dragón que una vez solo había vivido en la cima de una montaña, se transformó en el protector y amigo del pueblo, lleno de chispas y risas. Y cada vez que volaba por el cielo, la gente sonreía, sabiendo que en su corazón llevaba la magia de la amistad y el trabajo en equipo.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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