El dragón de las emociones


Había una vez una niña llamada Olivia, quien era muy especial. Tenía un corazón lleno de emociones que a veces le resultaban difíciles de entender.

Cuando algo no salía como ella esperaba, se transformaba en un poderoso dragón y quería arrasar con todo a su paso. Un día, Olivia estaba jugando en el parque con sus amigos cuando perdió una carrera.

Estaba tan frustrada que comenzó a sentir cómo su cuerpo se calentaba y poco a poco se convirtió en un enorme dragón de fuego. Su rabia era tan intensa que lanzó llamas por todas partes, asustando a todos los presentes. Sus amigos estaban preocupados por Olivia y trataban de entender lo que le estaba pasando.

Uno de ellos, Mateo, decidió acercarse valientemente al dragón y preguntarle qué le ocurría. "Olivia, ¿qué te pasa? ¿Por qué te has convertido en un dragón?", preguntó Mateo con voz temblorosa.

Olivia miró a Mateo con ojos tristes y explicó: "Cuando las cosas no salen como quiero, me siento muy frustrada y mi rabia se descontrola". Mateo entendió lo que Olivia sentía y pensó en cómo podían ayudarla.

Decidió hablar con el resto de los amigos para buscar soluciones juntos. "Chicos, tenemos que encontrar una forma de ayudar a Olivia cuando se sienta así", les dijo Mateo. Todos reflexionaron sobre cómo podrían apoyarla mejor.

Fue entonces cuando Sofía tuvo una idea brillante:"¿Y si le recordamos todas las cosas maravillosas que ha logrado hasta ahora? Tal vez eso la haga sentir mejor". Los amigos de Olivia se acercaron a ella y comenzaron a recordarle todas las veces en las que había sido valiente, inteligente y cariñosa.

Le dijeron lo mucho que la querían y lo orgullosos que estaban de ella.

Al escuchar estas palabras llenas de amor y apoyo, Olivia comenzó a sentir cómo su cuerpo se enfriaba y poco a poco volvía a ser una niña normal. Sus amigos le dieron un abrazo grupal, demostrándole cuánto la valoraban. Desde aquel día, cada vez que Olivia sentía frustración o rabia, sus amigos estaban allí para recordarle todo su potencial y ayudarla a encontrar soluciones positivas.

Y cuando estaba muy feliz, se convertía en un oso cariñoso, repartiendo besos y abrazos por doquier. Olivia aprendió que todas las emociones son normales, pero es importante saber manejarlas de manera adecuada.

Aprendió también el poder del amor y el apoyo de los amigos para superar cualquier obstáculo. Y así, Olivia creció convirtiéndose en una persona fuerte e inteligente, capaz de controlar sus emociones y enfrentar cualquier desafío con valentía.

Siempre recordó el amor incondicional que recibió de sus amigos y nunca dejó de darlo también. Fin.

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