El Dragón de las Estrellas



Era un hermoso día en el bosque. El sol brillaba entre las hojas de los árboles, y el canto de los pájaros alegraba el ambiente. En medio de la tranquilidad del lugar, un hombre llamado Julián paseaba con su perro, Lucas. Julián era un amante de la naturaleza; siempre encontraba aventura en cada rincón del bosque.

Mientras caminaba, Julián observó algo inusual entre los arbustos. Se acercó, intrigado, y de repente, un destello de luz iluminó el lugar. Un dragón espacial, con escamas brillantes que reflejaban los colores del arcoíris, salió volando de una esfera luminosa.

- “¡Hola, amigo humano! Soy Zorak, el dragón de las estrellas”, dijo el dragón, aterrizando suavemente frente a él.

El hombre, sorprendido, no podía creer lo que veía.

- “¡No puedo creerlo! ¿Un dragón que viene de las estrellas? ¿Qué haces aquí? ” preguntó Julián, sus ojos llenos de asombro.

- “He viajado a muchos planetas, pero vine aquí porque escuché que tu bosque está lleno de magia y aventuras. ¡Me encantaría conocerlo! ”

Julián sonrió, emocionado por la idea de mostrarle su hogar a un ser tan increíble.

- “¡Claro que sí! Este bosque tiene muchos secretos. Vamos, te mostraré algunos lugares especiales”, respondió.

Los dos comenzaron a explorar juntos. Zorak voló por los árboles y, usando sus poderes mágicos, hizo que las flores florecieran más rápido y los animales se asomaran curiosos.

- “¡Es mágico ver cómo todo cobra vida! ”, dijo Zorak, asombrado.

Mientras recorrían el bosque, Julián le contó a Zorak sobre la importancia de cuidar la naturaleza. Le explicó cómo los seres humanos deben protegerla y las consecuencias de dañarla.

- “Muchos no entienden que este bosque es un hogar para muchas criaturas, incluyendo nosotros. Si cuidamos de él, nos cuidará a nosotros”, dijo Julián con seriedad.

- “Tienes razón, Julián. En mi planeta, todos trabajamos juntos para cuidar nuestro entorno”, respondió Zorak, reflexionando.

Pero de repente, un estruendo interrumpió su conversación. Un grupo de personas estaba acercándose al bosque con herramientas y maquinaria, listos para talar unos árboles.

- “¡No, eso no debe suceder! ” gritó Julián, mientras su corazón comenzaba a latir rápidamente.

Zorak, viendo la preocupación de su amigo, decidió intervenir.

- “Voy a ayudar”, dijo el dragón, extendiendo sus alas.

Zorak voló alto en el cielo y, con un poderoso rugido, creó una nube de luces brillantes que iluminó el camino de los taladores. Los hombres se detuvieron, sorprendidos por el espectáculo.

- “¡Miren! ¡Un dragón! ”, exclamaron, asustados y asombrados.

- “¡Por favor, escuchen! Este bosque es un hogar lleno de vida. Si lo destruyen, estarán perjudicando a todos los seres que aquí habitan”, dijo Zorak, con voz fuerte y clara.

Los trabajadores comenzaron a dudar. Julián se acercó y les habló.

- “Nosotros, los humanos, tenemos la responsabilidad de cuidar nuestro entorno. ¿No preferirían preservarlo para las próximas generaciones? ”

Poco a poco, los hombres comenzaron a considerar las palabras de Julián y Zorak.

- “Tienes razón. Quizás debamos buscar una forma diferente de actuar, sin dañar el bosque”, dijo uno de ellos, rascándose la cabeza.

Y así, después de una conversación sincera, decidieron marcharse, prometiendo trabajar en un proyecto que cuidara del bosque en vez de dañarlo.

Zorak y Julián se miraron, satisfechos con el resultado.

- “¡Lo logramos! ”, exclamaron al mismo tiempo.

- “Sí, pero fue gracias a la colaboración y la comunicación. Siempre hay una forma de solucionar los problemas, con paciencia y entendimiento”, sonrió Julián.

Zorak, agradecido, decidió que era hora de volver a las estrellas.

- “Prometo regresar. Quiero seguir aprendiendo de tu tierra y también enseñarte sobre la mía”, dijo el dragón volando bajo.

- “¡Siempre serás bienvenido, amigo Zorak! Nunca olvidaré este día”, respondió Julián levantando la mano.

Con un último destello de luz, Zorak se elevó hacia el cielo, dejándole a Julián una pequeña pluma de dragón como recuerdo de su mágica aventura.

Desde ese día, Julián no solo cuidó del bosque, sino que también se convirtió en un defensor de la naturaleza, recordando siempre las enseñanzas que compartió con su amigo espacial.

Y así, el dragón y el hombre demostraron que siempre hay una forma de cuidar lo que amamos, y que cada ser, ya sea humano o de otro mundo, puede trabajar juntos por un mismo objetivo: proteger nuestro hogar.

FIN.

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