El dragón de las ruinas del castillo



Había una vez un pequeño pueblo en las afueras de un antiguo castillo en ruinas. Todos en el pueblo temían acercarse al castillo, ya que se rumoreaba que un terrible dragón habitaba en su interior.

El dragón, sin embargo, era en realidad un ser amable y curioso llamado Fuego, quien se sentía solo y triste porque la gente le tenía miedo. Un día, llegó al pueblo un valiente niño llamado Mateo.

Mateo no tenía miedo y estaba decidido a descubrir la verdad sobre el dragón. Se acercó al castillo y, para su sorpresa, encontró a Fuego llorando. - ¿Por qué lloras, amiguito? - preguntó Mateo con valentía.

Fuego le contó que se sentía solo y triste porque la gente huía de él. Mateo, con su corazón valiente, le propuso a Fuego que saliera del castillo y se uniera a él en el pueblo.

Al principio, la gente tuvo miedo, pero Mateo les habló sobre la verdadera naturaleza de Fuego, su amabilidad y deseo de tener amigos. Poco a poco, la gente del pueblo comenzó a confiar en Fuego y descubrieron que no tenía intenciones malvadas.

Fuego se convirtió en el guardián del castillo y el amigo del pueblo, enseñándoles sobre el respeto a la naturaleza y la importancia de no juzgar por las apariencias. Desde entonces, Fuego y Mateo se convirtieron en grandes amigos, enseñando a todos que la amistad y la valentía pueden superar cualquier miedo.

Y el castillo en ruinas volvió a ganar vida gracias a la alegría y amistad que Fuego y Mateo llevaron a cada rincón.

FIN.

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