El dragón del bosque de fuego


Había una vez en un bosque muy lejano, un dragón llamado Ignis, que vivía en un volcán con lava.

Ignis era un dragón muy amistoso y amante de la naturaleza, pero todos en el bosque lo temían por su imponente figura y su aliento de fuego. Un día, Ignis caminaba por el bosque cuando vio a un grupo de animales preocupados. -¿Qué les sucede, amigos? - preguntó Ignis.

-El bosque se está secando y marchitando debido al calor que emana del volcán- respondió el conejo. Ignis se entristeció al escuchar eso y decidió hacer algo al respecto. -Voy a buscar una solución para ayudar al bosque- dijo determinado.

Ignis emprendió un viaje hacia la cima del volcán, donde encontró a la sabia Tortuga de Lava. -Tortuga, el bosque se está marchitando y no quiero causar más daño. ¿Qué puedo hacer? - preguntó Ignis. -Debes buscar el amuleto de la lluvia, solo con su poder podrás ayudar al bosque- respondió la Tortuga.

Ignis partió en busca del amuleto y tras enfrentar varios desafíos, finalmente lo encontró. Con el amuleto en sus garras, Ignis regresó al bosque y lo activó.

Pronto, las nubes se reunieron sobre el bosque y una suave lluvia empezó a caer, rejuveneciendo la tierra y nutriendo a las plantas. El bosque volvió a la vida y todos los animales lo celebraron junto a Ignis.

A partir de ese día, Ignis se convirtió en el guardián del bosque, asegurándose de que nunca más sufriera por su causa. Y así, el bosque de fuego se convirtió en un lugar próspero y lleno de vida gracias a la valentía y bondad de un dragón.

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