El Dragón del Bosque Encantado



Había una vez, en un reino muy lejano, un hermoso bosque lleno de criaturas mágicas y árboles que susurraban secretos al viento. En el corazón de ese bosque, vivía un dragón llamado Drago. Aunque en muchas historias los dragones son temidos, Drago era diferente; era un dragón gentil y de gran corazón, que cuidaba de todas las criaturas que habitaban en su hogar.

Un día, mientras Drago volaba sobre el bosque, escuchó un llanto. Intrigado, se acercó y vio a una hermosa princesa llamada Valentina, que estaba sentada sobre una piedra, con la cabeza gacha y lágrimas cayendo de sus mejillas.

- ¿Por qué lloras, querida princesa? - preguntó Drago con su voz suave y melodiosa.

Valentina, sorprendida por la presencia del dragón, levantó la mirada.

- ¡Oh, dragón! - exclamó - Me siento triste porque he perdido mi collar mágico, un regalo de mi madre. Sin él, no puedo volver a casa.

Drago, conmovido por la historia de la princesa, decidió ayudarla.

- No te preocupes, Valentina. Juntos lo encontraremos. - dijo él.

Ambos comenzaron su búsqueda por el bosque. Volaron sobre los árboles, fueron al río y preguntaron a los habitantes: los pájaros, las ardillas y hasta a un viejo búho sabio.

- ¡Lo vi! - dijo el búho - Una brisa muy fuerte lo llevó hacia el claro de las flores.

- ¡Vamos! - exclamó Valentina con esperanza.

Cuando llegaron al claro, se dieron cuenta de que el collar estaba atrapado en las ramas de un arbusto. Pero al intentar liberarlo, algo extraño ocurrió: el arbusto se iluminó y desató una nube de polvo mágico que envolvió a Valentina.

- ¿Qué está pasando? - gritó Valentina, asustada.

- ¡Tranquila! - respondió Drago mientras aleteaba para dispersar el polvo. - Parece que el collar tiene un encantamiento.

Valentina, en medio del polvo, comenzó a sentir que su corazón se llenaba de valentía.

- Tal vez, necesito ser más valiente para conseguirlo, Drago. - dijo la princesa, con determinación.

Con un impulso de confianza, Valentina se acercó al arbusto y, con cuidado, logró desenredar el collar. Y cuando lo hizo, el polvo mágico brilló intensamente y formó una imagen de su madre, sonriendo.

- Has demostrado gran valentía, Valentina. Este collar te dará la fuerza que necesitas para enfrentar cualquier desafío. - dijo la imagen de la madre.

Valentina sonrió mientras el brillo se desvanecía y en ese momento comprendió que la verdadera magia estaba en su interior, en su valentía y en su decisión de no rendirse.

- Gracias, Drago, no solo encontré mi collar, también descubrí algo muy importante sobre mí. - dijo la princesa, abrazando a su nuevo amigo.

- Siempre estaré aquí para ayudarte, Valentina. - respondió Drago, feliz de haber hecho una nueva amiga.

Desde aquel día, Valentina y Drago se convirtieron en mejores amigos. Juntos exploraron el bosque, ayudaron a otros en apuros y vivieron muchas aventuras. Y siempre recordaron que, a veces, lo único que necesitamos para superar nuestros miedos es tener un poco de valentía y el apoyo de buenos amigos.

Y así, entre risas y enseñanzas, Drago y Valentina siguieron protegiendo su bosque encantado, llenándolo de amor y magia.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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