El dragón del lago mágico



Manuela y Mike eran inseparables. Cada tarde, después de la escuela, corrían juntos al parque para jugar y disfrutar del aire libre. Manuela era una niña curiosa y aventurera, mientras que Mike era un perro juguetón y leal.

Un día, mientras exploraban el parque, descubrieron un camino secreto que los llevó a un rincón misterioso donde se encontraba un lago cristalino. El agua brillaba con destellos de colores como si estuviera lleno de magia.

- ¡Mira, Mike! ¡Qué hermoso lago! -exclamó emocionada Manuela. Mike ladró feliz y corrió hacia el borde del lago. De repente, algo extraordinario sucedió: su cuerpo comenzó a brillar intensamente y sus patas se transformaron en garras poderosas.

En cuestión de segundos, Mike ya no era un perro; se había convertido en un majestuoso dragón de escamas plateadas. - ¡Mike! ¡Eres un dragón ahora! -gritó asombrada Manuela.

El dragón miró a su amiga con ojos brillantes y emitió un rugido suave que parecía decir "No temas". Manuela sintió una mezcla de miedo y emoción ante la transformación de su fiel compañero. Decidieron explorar juntos esta nueva aventura.

El dragón volaba por encima del lago con alas poderosas mientras Manuela lo observaba maravillada desde abajo. Juntos descubrieron cuevas ocultas entre las montañas cercanas, bosques encantados llenos de criaturas mágicas y valles floridos donde el sol siempre brillaba.

Con el tiempo, Manuela aprendió a comunicarse con el dragón Mike a través de gestos y miradas. Descubrió que seguía siendo el mismo amigo leal que siempre había sido, solo que ahora tenía una forma diferente. Aprendieron a trabajar juntos para proteger el bosque de cualquier peligro que pudiera acecharlo.

Un día, mientras volaban sobre los árboles frondosos, vieron humo negro elevándose desde la distancia: era un incendio forestal que amenazaba con consumir todo a su paso. - ¡Tenemos que ayudar! -exclamó Manuela con determinación.

El dragón asintió con la cabeza y descendieron rápidamente hacia el bosque en llamas. Con sus potentes alas crearon remolinos de aire fresco que sofocaron las llamas poco a poco hasta extinguirlas por completo.

Los animales del bosque los rodearon en señal de gratitud por haber salvado sus hogares. Desde ese día, Manuela y Mike fueron conocidos como los guardianes del bosque mágico, velando por la armonía y la paz en aquel lugar especial.

Y así fue como una niña valiente y su fiel amigo dragón demostraron que juntos podían superar cualquier desafío, incluso cuando las circunstancias parecían imposibles. Su amistad trascendió todas las barreras e inspiró a todos los habitantes del bosque a creer en la magia de la verdadera amistad.

FIN.

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