El Dragón, el Fantasma y la Casa Abandonada
Era una tarde nublada en el pequeño pueblo de Villacuento, donde los árboles susurraban historias y las flores bailaban al ritmo del viento. En las afueras del pueblo se alzaba una casa grandiosa pero abandonada, cubierta de hiedra y con ventanas polvorientas. Nadie se atrevía a acercarse, excepto un valiente dragón llamado Lumin y un simpático fantasma llamado Flit.
"¿Viste esa casa? No parece tan aterradora", dijo Lumin, aleteando con su enorme y brillante cola.
"¡Claro! Pero dicen que está embrujada", respondió Flit, haciendo volteretas en el aire.
Lumin, curioso como era, decidió explorarla. Flit, aunque un poco asustado, lo siguió.
Al llegar a la puerta crujiente, Lumin sopló con su aliento de fuego, y la puerta se abrió con un chirrido. Ambos entraron a la casa y lo que encontraron los dejó boquiabiertos. Las paredes estaban cubiertas de cuadros antiguos, y un hermoso candelabro colgaba del techo, pero todo estaba cubierto de polvo y telarañas.
"¡Increíble!", exclamó Lumin. "¿Quién vivía aquí?"
"No estoy seguro, pero debe haber sido alguien muy especial", contestó Flit mientras flotaba hacia un retrato de una mujer con una sonrisa cálida.
Mientras exploraban las habitaciones, Lumin y Flit comenzaron a oír susurros extraños.
"¿Escuchaste eso?", preguntó Lumin, mirando hacia todos lados.
"¡Sí! Suena como si la casa estuviera hablando", dijo Flit, temblando un poco.
De repente, una voz profunda resonó en el aire: "¡Váyanse de mi casa!" La casa parecía vibrar con la advertencia. Lumin, aunque temeroso, respondió:
"No queremos hacerte daño. Solo estamos curiosos".
Pero la voz continuó: "Mi casa ha estado sola durante muchos años. Los recuerdos aquí están atrapados y nadie se atreve a recordar".
"¿Recuerdos? ¿De qué hablas?", preguntó Flit.
"Soy la guardiana de las memorias de quienes vivieron aquí, y ya no puedo soportar la soledad".
Lumin, con su corazón bondadoso, se acercó más:
"¿Podemos ayudarte a recordar?".
La voz se tornó suave, como un susurro cálido: "Recuerden conmigo. Muestren lo que hay de bello en el mundo".
Así, Lumin y Flit comenzaron a contar historias. Historias de ríos brillantes, cielos estrellados y risas de amigos. Cada vez que compartían un recuerdo, la casa cobraba vida. Las paredes llenas de polvo se volvían brillantes y los recuerdos de las personas que habían estado allí comenzaron a fluir como si jamás se hubieran ido.
"¡Esto es hermoso!", gritó Flit entusiasmado.
"¡Sí! Eres una casa llena de historia y amor", añadió Lumin.
Finalmente, la voz dijo: "Gracias, pequeños amigos. Ya no siento soledad. Ahora me llevo vuestros recuerdos en mi corazón".
Con esas palabras, la casa dejó de ser oscura y temida; se convirtió en un lugar de alegría y celebración.
"¿Ves? No siempre hay que escapar de lo desconocido", dijo Lumin mientras salían de la casa junto a Flit.
"Sí, a veces, lo que necesitamos es un poco de cariño y atención", concluyó Flit, sonriendo.
Desde ese día, el dragón y el fantasma hicieron de la casa su segundo hogar, visitando a la guardiana y compartiendo historias de felicidad. Y así, la casa dejó de ser un lugar olvidado para convertirse en el centro de encuentros y aventuras.
Y así termina la historia de Lumin, el dragón, y Flit, el fantasma, quienes enseñaron que en la conexión con los demás encontramos la verdadera magia del hogar.
FIN.