El Dragón en el Castillo Soñado
En un rincón olvidado del bosque, se alzaba un imponente castillo que tiempo atrás había sido el hogar de un magnífico dragón llamado Drako. Sin embargo, en esos días, el castillo estaba cubierto de hiedra y su esplendor se había desvanecido. Drako, el dragón, pasaba sus días mirando por la ventana, viendo cómo otros animales jugaban y se divertían, mientras él se sentía más solo que nunca.
Una mañana, mientras las nubes jugaban a tapar el sol, Drako decidió salir de su castillo. "Quizás hoy sea un buen día para hacer un nuevo amigo", pensó. Pero, al aterrizar cerca de un estanque, todos los animales se asustaron y salieron corriendo.
"¡No, esperen! - grito Drako, con la voz llena de tristeza. - No quiero hacerles daño, solo quiero jugar!"
Los animales se detuvieron en seco, mirándose unos a otros.
"Es un dragón, no podemos acercarnos - dijo un conejito temeroso.
- ¡Pero no todos los dragones son malos! - afirmó un pato audaz. - Tal vez solo quiera ser nuestro amigo."
El pato se acercó con precaución.
"Hola, dragón. ¿Por qué no vuelves a tu castillo? No queremos problemas."
Drako suspiró.
"Estoy cansado de estar solo. Solo quería jugar y no tener que estar triste."
El pato, viendo la tristeza en los ojos del dragón, decidió dar un paso adelante.
"Quizás puedas ayudarme a mí. Estoy construyendo un nido y podría usar un poco de tu fuerza."
Drako se iluminó con esa idea. Juntos, trabajaron en el nido, levantando ramas y hojas. Sin quererlo, Drako comenzó a sonreír y a sentirse mejor al tener compañía.
Cuando terminaron, el pato se sentó en el nuevo nido.
"¡Mirá! ¡Te he hecho un gran trabajo! Ahora, ¿por qué no vuelves a tu castillo y nos traes algunos de tus tesoros? Sería divertido jugar con ellos."
Drako se sintió emocionado. Por primera vez en mucho tiempo, tenía una razón para sonreír.
"Claro, eso haré!", dijo mientras volaba hacia su castillo. Regresó rápidamente con brillantes gemas y relucientes objetos que había coleccionado a lo largo de los años.
Los animales estaban fascinados.
"¿Puedo probar el más lindo? - preguntó el conejito.
- ¡No, yo primero! - exclamó el pato.
Drako se rió, sintiéndose parte de algo.
Finalmente, después de varios días de diversión, Drako encajó con el grupo. Pronto, otros animales comenzaron a aceptar al dragón en su corazón.
Pero un día, algo inesperado ocurrió: el patito que había conocido a Drako llegó corriendo, muy agitado.
"¡Drako! ¡Los humanos están viniendo al bosque! ¡Tienen el mismo miedo que teníamos nosotros!"
Drako se preocupó. Tal vez los humanos no serían tan amables como los animales.
"¿Y si no le gustan a los humanos lo que hice? - preguntó Drako. - Quizás sería mejor esconderme."
Los animales lo miraron, y el pato dijo:
"No, Drako. Tienes amigos ahora. ¡Debes mostrarles que no eres un dragón malo! Además, necesitas enseñarle a los humanos que los dragones pueden ser buenos."
Entonces, Drako respiró hondo y decidió enfrentar su miedo. Cuando los humanos llegaron, él se acercó con cautela. Los humanos se miraron entre sí, sorprendidos al ver a un dragón en lugar de huir, como antes. Drako, en lugar de gritar, hizo algo inesperado: tomó una de sus gemas y se la ofreció a los humanos.
"Hola, amigos. Soy Drako, un dragón que quiere ser su amigo."
Los humanos, con los ojos bien abiertos, miraron la brillante gema en las garras de Drako. Sin embargo, uno de ellos, un niño pequeño, dio un paso adelante.
"¡Mira! El dragón no es malo, solo quiere jugar."
Los humanos, viendo la inocente mirada de Drako, comenzaron a relajarse. Y así, poco a poco, se formó un nuevo vínculo entre los dragones y los humanos.
Drako ya no se sentía triste ni solo. Había encontrado amigos en los animales del bosque y también había ganado la amistad de los humanos. Con el tiempo, el castillo dejó de estar abandonado. Se llenó de risas, juegos y mucha alegría.
Desde entonces, el bosque se convirtió en un lugar donde dragones y humanos coexistían en armonía, recordando siempre que la verdadera amistad comienza con un pequeño gesto de valentía y disposición para ser uno mismo.
FIN.