El dragón enamorado



Había una vez un majestuoso dragón de color blanco que vivía en lo alto de una montaña. Desde allí, podía ver el castillo más hermoso del reino y la torre más alta, donde se encontraba un príncipe muy lindo.

El dragón pasaba sus días contemplando al príncipe desde lejos, deseando poder estar cerca de él. Un día, mientras el dragón observaba al príncipe en su balcón, notó que este parecía triste.

El príncipe suspiraba y miraba hacia el horizonte con melancolía. El corazón del dragón se llenó de preocupación por su amado príncipe y decidió hacer algo para alegrarlo. El dragón voló hasta el jardín del castillo y buscó una rosa blanca perfecta.

La tomó con cuidado entre sus garras y volvió a su montaña. Con mucho cuidado, dejó la rosa en el balcón del príncipe como un regalo sorpresa.

Al día siguiente, cuando el príncipe salió a su balcón y vio la hermosa rosa blanca, se iluminó de alegría. Nunca antes había recibido un regalo tan especial. El príncipe sabía que solo alguien mágico como un dragón podría haberle dado ese obsequio.

Desde aquel día, el dragón continuó llevando regalos al príncipe: flores silvestres, piedras brillantes e incluso pequeños tesoros que encontraba en sus viajes por las montañas cercanas. Cada obsequio era recibido con gratitud por parte del príncipe, quien se sentía muy feliz y agradecido.

Sin embargo, el dragón sabía que no podía quedarse en la montaña para siempre. Quería estar cerca del príncipe y protegerlo, pero también comprendía que su apariencia podría asustar a los demás. Decidió buscar una solución.

El dragón volvió al castillo una noche y encontró un hechizo antiguo en los libros de magia de la biblioteca. Con mucho cuidado, pronunció las palabras mágicas y se transformó en un hermoso gato blanco.

Al día siguiente, cuando el príncipe salió al balcón, vio a un lindo gatito blanco jugando con una bola de estambre. El príncipe sonrió y decidió adoptarlo como su mascota. No tenía idea de que ese adorable gatito era en realidad el dragón que tanto lo amaba.

Los días pasaron y el príncipe y el gato blanco se hicieron inseparables. Juntos exploraban el castillo, jugaban en los jardines e incluso dormían abrazados cada noche.

El príncipe sentía un amor profundo por su nueva mascota y nunca sospechó su verdadera identidad. Pero un día, mientras paseaban por el bosque cercano al castillo, vieron a unos cazadores furtivos intentando atrapar animales salvajes.

El gato blanco sintió que debía proteger al príncipe y sin dudarlo se transformó nuevamente en el majestuoso dragón blanco. Con sus poderosas alas extendidas y su fuego ardiente, ahuyentó a los cazadores furtivos y salvó al príncipe.

El príncipe, asombrado por la valentía del dragón, se dio cuenta de que ese gato blanco era mucho más de lo que parecía. Desde aquel día, el dragón y el príncipe vivieron juntos en el castillo.

El amor entre ellos creció cada día más fuerte y demostraron al reino entero que el verdadero amor no tiene barreras ni prejuicios. Y así, gracias a su amor inquebrantable, el majestuoso dragón blanco y el lindo príncipe vivieron felices para siempre, enseñando a todos que la verdadera belleza está en los corazones.

FIN.

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