El dragón encantado


Había una vez en un reino lejano, dos amigas muy especiales: Coty la sirena y Franchesca Blanca Nieves.

Coty vivía en las profundidades del mar, mientras que Franchesca era una princesa que vivía en un hermoso castillo en la superficie. Un día, el destino quiso que sus caminos se cruzaran y juntas emprendieran una emocionante aventura. Todo comenzó cuando Franchesca descubrió un misterioso portal mágico en los jardines del castillo.

Sin dudarlo, decidió atravesarlo y se encontró frente a frente con Coty, quien emergió de las aguas cristalinas del mar. La sorpresa inicial pronto dio paso a la alegría al descubrir que ambas compartían la misma curiosidad por lo desconocido.

- ¡Hola! Soy Coty, ¿quién eres tú? -preguntó la sirena con entusiasmo. - ¡Hola! Soy Franchesca Blanca Nieves, princesa de este reino. Es un placer conocerte, Coty -respondió la princesa con una sonrisa. Juntas decidieron explorar el castillo mágico que se alzaba ante ellas.

Cada habitación estaba llena de tesoros y sorpresas increíbles: espejos parlantes, alfombras voladoras y cuadros que cobraban vida con solo tocarlos. Sin embargo, pronto descubrieron que el castillo guardaba un secreto oscuro.

En lo más profundo de las mazmorras, encontraron a un dragón atado con cadenas brillantes. El pobre animal parecía triste y asustado. - ¡Oh no! Debemos ayudarlo -exclamó Franchesca preocupada. - Tienes razón, debemos encontrar la manera de liberarlo -afirmó Coty determinada.

Con ingenio y valentía, las dos amigas idearon un plan para desatar al dragón sin hacerle daño a nadie. Trabajando juntas lograron romper las cadenas y liberar al majestuoso ser alado.

Agradecido por su libertad recuperada, el dragón les concedió un deseo como muestra de su gratitud. Sin dudarlo ni un segundo, Franchesca pidió paz para todos los reinos vecinos; mientras que Coty pidió protección para los océanos y sus criaturas marinas.

El dragón asintió con sabiduría y extendió sus alas llenando todo el castillo con luz dorada. Los deseos se hicieron realidad gracias a la bondad de las dos amigas dispuestas a ayudar a quienes lo necesitaban.

Desde ese día en adelante, Coty la sirena y Franchesca Blanca Nieves siguieron siendo inseparables. Juntas demostraron que la verdadera magia reside en la amistad sincera y en el corazón generoso capaz de hacer del mundo un lugar mejor para todos sus habitantes.

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