El Dragón Glotón y su Gran Aventura



En un reino lejano, había un dragón llamado Luno, que era conocido por ser el dragón más glotón del mundo. ¡Se devoraba todo lo que se encontraba a su paso! Desde tortas gigantes hasta montañas de frutas, no había comida que se le resistiera. Pero a pesar de su insaciable apetito, Luno era un dragón solitario. No tenía amigos, ya que todos en el reino temían ser su próxima comida.

Un día, mientras volaba sobre el bosque, Luno vio un festín en un claro. ¡Era el cumpleaños de la princesa Eliana! El dragón, emocionado, se lanzó en picada hacia la celebración.

"¡Mmmm, qué rico!", pensó Luno, con la boca llena de agua.

Cuando aterrizó, todos los niños gritaron y comenzaron a correr.

"¡Socorro! ¡Es el dragón glotón!" dijo uno de ellos.

Pero la princesa Eliana, que siempre había sido valiente, se mantuvo firme.

"¡Espera!" gritó. "No le tengas miedo, Luno. Ven, podemos compartir el pastel."

Luno se detuvo, sorprendido.

"¿Compartir? ¿Acaso eso existe?" preguntó el dragón, algo confundido.

"Claro que sí! Ven, siéntate aquí. Mira cuánto pastel hay. No tienes que comerlo todo tú solo. A veces es más divertido compartir."

Luno se sentó, aún un poco renuente, y observó cómo los niños se reían y jugaban. Finalmente, el dragón tomó un pedazo de pastel, y luego otro. Pero en vez de devorarlo, miró a los niños.

"¿Puedo darles un poco?" preguntó, con un brillo en su mirada.

"¡Por supuesto!", exclamó la princesa, sonriendo.

Luno comenzó a repartir el pastel. Los niños, sorprendidos, se acercaron lentamente.

"¡No muerde!", dijo uno de los niños, y todos rieron.

Desde ese día, Luno no solo era el dragón glotón, sino también el dragón generoso. Irónicamente, a medida que empezó a compartir su comida, ¡su apetito comenzó a cambiar! Le encantaba ver a los niños felices, y eso lo llenaba más que cualquier festín.

Con el tiempo, Luno se convirtió en uno de los amigos más queridos del reino. Todos los años, los niños lo invitaban a las fiestas de cumpleaños, y Luno traía delicias para compartir. La princesa Eliana y él se hicieron mejores amigos.

Un día, el rey organizó un gran festival y decidió hacer una competencia de postres. Luno, emocionado, se inscribió. Pero esta vez, no sería solo él quien cocinara.

"¡Invitemos a todos a participar!" propuso Luno. "Podemos hacer una gran torta juntos."

Los aldeanos aceptaron emocionados. Así, rieron, jugaron y, al final, crearon la torta más grande que el reino había visto. Al llegar el día del festival, todos estaban ansiosos.

"¡Miren qué bonita es!" dijo un niño admirando el postre.

"¡Y es muchísimo más rica porque la hicimos en equipo!" añadió Eliana.

Luno, quien al principio solo pensaba en comer, ahora disfrutaba haciendo amigos y trabajando en equipo. Y así, el dragón glotón aprendió que no hay felicidad más grande que compartir no solo comida, sino también momentos.

Desde entonces, su historia se contó en todo el reino, y Luno dejó de ser el dragón temido para convertirse en el dragón más querido. ¡Y todo gracias a un simple consejo de una princesa valiente! La amistad y el compartir hicieron de Luno un dragón feliz y jamás volvió a sentirse solo.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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