El Dragón Lector
Había una vez en un hermoso reino llamado Librolandia, un dragón llamado Drax. Drax no era un dragón cualquiera; le encantaba leer libros. Pasaba sus días revoloteando entre las nubes con un libro en sus alas, disfrutando cada historia que podía encontrar. Un día, decidió que era hora de compartir su amor por la lectura con sus amigos del bosque.
- ¡Voy a dar un gran vuelo de lectura! - exclamó Drax mientras acomodaba su libro favorito, "Las Aventuras de un Valiente Caballero". - ¡Hoy les mostraré lo maravilloso que es leer mientras vuelas!
Drax se elevó por los cielos, sus escamas brillando bajo el sol. Cuando llegó al claro donde solían jugar sus amigos, los encontró: un conejo llamado Rabi, una ardilla llamada Susi y una tortuga llamada Timo.
- ¡Hola, amigos! - saludó Drax, mientras daba varias vueltas en el aire. - ¡Hoy les traigo una increíble historia que no pueden perderse!
- Pero, Drax - dijo Rabi, un poco confundido - ¿cómo podés leer mientras vuelas? No se te va a volar la hoja de un tajo, ¿no?
Drax empezó a reír con su voz profunda como el trueno. - ¡No te preocupes, Rabi! Encontré la forma perfecta de hacerlo. Miren y aprendan.
Con mucho cuidado, Drax tomó su libro y empezó a leer en voz alta. Las páginas del libro se volaban ligeramente por el viento, pero él las mantenía bien sujetas. - “Érase una vez, en un reino lejano, un valiente caballero que se embarcó en una misión…”
Mientras Drax leía, sus amigos quedaron hipnotizados. Se imaginaban a sí mismos en ese reino, luchando al lado del caballero, enfrentando dragones y viviendo aventuras emocionantes.
- ¡Esto es genial! - exclamó Susi, haciendo piruetas en el aire. - Nunca había pensado en leer durante un vuelo.
Pero al momento de un giro lleno de emoción, Drax notó que el libro se le había enredado en una de sus garras, ¡y el viento empezó a soplar más fuerte!
- ¡Oh no! - gritó Drax mientras intentaba mantener el equilibrio. - ¡Ayuda! ¡El viento se lo lleva!
Rabi, Susi y Timo vieron lo que pasaba y no dudaron en actuar.
- ¡Vamos, todos juntos! - dijo Rabi.
- ¡Voy a agarrarlo desde arriba! - gritó Susi volando como un rayo.
- ¡Yo voy a tratar de ayudar desde abajo! - añadió Timo con su voz tranquila.
Los amigos de Drax empezaron a volar hacia él. Drax, mientras tanto, trataba de mantener su equilibrio, haciendo giros y movimientos acrobáticos para no caer. Fue un espectáculo impresionante que llenó el cielo de risas y gritos.
Finalmente, Susi logró alcanzar el libro mientras daba un giro. Con agilidad, lo atrapó con sus patitas y se lo entregó rápidamente a Drax. Todos celebraron al unísono.
- ¡Bien hecho, equipo! - exclamó Drax, respirando aliviado. - Por un momento pensé que el viento iba a hacerme perder la mejor historia.
- Eso fue increíble - dijo Rabi, mirando a sus amigos. - ¡Tenemos que hacerlo más seguido!
- ¡Totalmente de acuerdo! - agregó Susi, emocionada. - ¡La próxima vez, elijo yo el libro!
Timo, que siempre pensaba un poco más, dijo: - Pero también necesitamos un plan. Tal vez podamos leer en grupo, cada uno en su lugar. Así, podemos disfrutar de las historias sin que haya accidentes.
Drax sonrió, su gran corazón se llenó de alegría. - Lo haremos así. Y no solo leeremos, también nos ayudaremos entre todos. La lectura es una aventura, pero siempre es mejor compartirla con amigos.
Desde entonces, Drax y sus amigos establecieron un día de lectura en el aire. Volaban juntos, leyendo y soñando, siempre cuidándose los unos a los otros mientras disfrutaban de las maravillosas historias que los libros traían a sus vidas.
Así, el dragón lector no solo enseñó a sus amigos el placer de la lectura, sino que también aprendieron lo valioso que es trabajar en equipo y cuidar de aquellos que amamos. ¡El don de la lectura se convirtió en la magia más grande de Librolandia! Y todos los miércoles se llenaba el cielo de risas y libros voladores.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado. Recuerda siempre que debes cuidar a tus amigos y compartir las cosas buenas que tienes en tu vida, como los libros y el amor por la lectura.
FIN.