El Dragón Melódico y el Pueblo Apagado



En un tranquilo valle rodeado de montañas, había un pueblo llamado Sonrisas, donde todos cantaban alegremente. Cada mañana, los habitantes se despertaban con el canto de los pájaros, que llenaban el aire con melodías hermosas. Pero un día, algo extraño sucedió. El cielo se oscureció y el canto de los pájaros se detuvo.

Los habitantes del pueblo estaban muy tristes. "¿Por qué no podemos cantar?" - se preguntaban. Al ver a sus vecinos desanimados, la jefa del pueblo, Doña Melodía, decidió convocar una reunión.

"Queridos amigos, necesitamos ayuda. Tal vez podamos encontrar al dragón Melódico, que vive en la montaña. Se dice que su canto es tan hermoso que hace que todo brille nuevamente" - propuso Doña Melodía.

Los habitantes de Sonrisas se pusieron en marcha, subiendo la montaña mientras hablaban de lo maravilloso que sería escuchar al dragón. Al llegar a la cueva del dragón, encontraron a Melódico, un gigante de escamas brillantes que relucían como un arcoíris.

"¡Hola! Soy Melódico, ¿qué los trae por aquí?" - preguntó el dragón con una voz suave y melodiosa.

Los aldeanos le explicaron su problema. "Sin el canto de los pájaros, el pueblo está triste, y nadie puede cantar con ganas". El dragón escuchó atentamente, y pensó por un momento.

"Entiendo. Pero hay algo que debo hacer primero. Desde hace un tiempo, he perdido mi voz. Sin ella, no puedo ayudarles a recuperar la melodía del pueblo". - dijo Melódico, mirando al suelo con tristeza.

Los aldeanos se miraron entre sí, preocupados. "¿Cómo podríamos ayudar al dragón?" - preguntó un niño llamado Pablito.

Melódico sonrió levemente. "Creo que necesitan encontrar mi nota mágica. La guardé en el Bosque de los Ecos, donde los árboles susurran canciones antiguas. Si la encuentran, podré cantar de nuevo".

Así que, armados de valor y esperanza, los aldeanos emprendieron el camino hacia el Bosque de los Ecos. Mientras caminaban, se encontraron con un río que no dejaba de murmurar. "¡Hola!" - dijo el río. "¿Por qué están tan tristes?"

"Vamos a buscar la nota mágica del dragón para que pueda cantar de nuevo" - respondió Doña Melodía.

El río les ofreció su ayuda. "Sigan mis murmullos y encontrarán la manera de llegar a la nota". Con su guía, el grupo siguió el sonido del agua hasta encontrar un claro rodeado de flores.

En el centro del claro había un árbol enorme que parecía bailar al compás del viento. "Yo tengo la nota mágica" - susurró el árbol. "Pero para que se la lleven, deben cantar una canción juntos".

Todos los aldeanos comenzaron a cantar. Al principio, timidamente, pero poco a poco se llenaron de energía y entonaron una alegre melodía. "¡Me encanta! ¡Eso es lo que necesitaba escuchar!" - exclamó el árbol y dejó caer la nota mágica.

Los habitantes regresaron corriendo a la cueva del dragón. "¡Melódico! ¡Aquí está tu nota!" - gritaron emocionados. El dragón tomó la nota con cuidado y al instante, su voz resonó más potente y clara que nunca.

"¡Gracias!" - dijo el dragón, levantando su voz al cielo. En ese momento, el paisaje comenzó a brillar, los pájaros rieron y el pueblo de Sonrisas revivió. Todos los habitantes comenzaron a cantar y bailar en una gran fiesta.

"No sólo me devolvieron la nota, también me recordaron lo importante que es compartir nuestra voz con los demás" - dijo Melódico. "Nunca dejen de cantar juntos".

Y así, desde aquel día, el dragón Melódico visitaba el pueblo de Sonrisas, y juntos hacían música, llenando el aire de alegría y armonía. El pueblo nunca volvió a estar apagado, y todos aprendieron que la verdadera melodía se encuentra en la unión y la amistad.

FIN.

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