El Dragón Protector
Había una vez un niño llamado Martín que asistía a la escuela. Martín era un niño amable, inteligente y lleno de sueños, pero desafortunadamente, sufría bullying por parte de algunos compañeros de clase.
Todos los días, Martín llegaba a la escuela con miedo y tristeza en su corazón. Los otros niños se burlaban de él por ser diferente: tenía anteojos y le gustaba leer libros sobre dragones y aventuras fantásticas.
Un día, después de otra jornada difícil en el colegio, Martín decidió tomar acción. Se sentó en su habitación y escribió una carta al Dragón del Bosque Encantado pidiendo ayuda. No sabía si funcionaría, pero estaba dispuesto a intentarlo.
Al día siguiente, mientras caminaba hacia la escuela con su cabeza baja y el corazón apretado, algo increíble sucedió: un dragón apareció frente a él. Era grande y majestuoso, con escamas relucientes y ojos brillantes como estrellas.
Martín se quedó boquiabierto mientras el dragón hablaba: "Hola Martín, soy Dragomir el Dragón del Bosque Encantado. He venido aquí para ayudarte". El niño no podía creer lo que veían sus ojos.
Desde ese día, Dragomir acompañaba a Martín todos los días en el camino hacia la escuela. Su sola presencia hacía que los matones se mantuvieran alejados.
Pero eso no fue todo; cada vez que alguien intentaba molestarlo o hacerle daño a Martín ¡Dragomir soplaba fuego para asustarlos! La noticia de la protección de Dragomir se extendió rápidamente por el colegio. Los matones se dieron cuenta de que ya no podían intimidar a Martín, y poco a poco comenzaron a cambiar su actitud.
Un día, uno de los matones llamado Lucas decidió acercarse a Martín. "-Martín, lamento mucho todo lo que te hemos hecho. No éramos conscientes del daño que te causábamos. ¿Podrías perdonarnos?", dijo con voz temblorosa.
Martín miró a Lucas y vio en sus ojos un verdadero arrepentimiento. Decidió darle una oportunidad y respondió: "-Lucas, todos cometemos errores. Si realmente has cambiado, estoy dispuesto a perdonarte". A partir de ese momento, las cosas empezaron a mejorar en el colegio para Martín.
La amistad entre él y Lucas creció cada día más fuerte, y juntos trabajaron para construir un ambiente escolar más amable y respetuoso. El tiempo pasó y llegó el último día de clases.
Martín estaba feliz porque había superado los obstáculos del bullying gracias al apoyo incondicional de Dragomir y la amistad sincera con Lucas. En la ceremonia de graduación, Martín subió al escenario para recibir su diploma con una sonrisa radiante en su rostro.
Miró hacia atrás y vio a Dragomir sentado entre el público, aplaudiendo orgulloso. Desde ese día, Martín supo que siempre tendría un amigo leal en Dragomir; alguien que estaría allí para ayudarlo cuando más lo necesitara.
Y así fue como esta historia nos enseña la importancia de no juzgar a los demás por su apariencia o gustos diferentes. Nos enseña sobre el poder de la amistad y cómo el perdón puede transformar vidas.
Y, por supuesto, nos recuerda que los dragones existen en nuestro mundo cuando más los necesitamos.
FIN.