El dragón que apagaba incendios



Había una vez en un valle muy lejano, un pequeño dragón llamado Fuego. Fuego era diferente a los demás dragones, ya que en lugar de lanzar fuego por su boca, lanzaba agua fresca y pura.

Esto lo hacía sentirse triste y avergonzado, pues no encajaba con el resto de los dragones que vivían en el valle. Un día, mientras Fuego jugaba cerca de un río, vio a un grupo de animales del bosque correr asustados.

Al acercarse, descubrió que un incendio forestal se estaba propagando rápidamente. Los árboles crujían y el humo oscurecía el cielo. Fuego sabía que era su momento de brillar.

A pesar de sus dudas y miedos, decidió enfrentarse al fuego para salvar a sus amigos del bosque. Con cada bocanada de agua que lanzaba, lograba apagar las llamas y detener el avance del incendio. Los demás animales del valle observaban maravillados la valentía y determinación de Fuego.

Pronto, se unieron para ayudarlo en su tarea heroica. Juntos formaron una cadena para llevar más agua al incendio y trabajar en equipo para extinguirlo por completo. Después de horas de arduo trabajo, finalmente lograron apagar por completo el incendio.

El valle volvió a estar seguro gracias al coraje y la bondad de Fuego y sus amigos. Al ver la gratitud en los ojos de los animales salvados, Fuego comprendió que ser diferente no era algo malo.

Su habilidad única había sido fundamental para salvar al bosque y a todos sus habitantes. Desde ese día, Fuego fue admirado por todos en el valle como un verdadero héroe.

Ya no se sentía avergonzado por ser diferente; al contrario, se sentía orgulloso de poder usar su don especial para hacer el bien. Y así, entre risas y abrazos con sus amigos animals y emplumados, Fuego aprendió una importante lección: ser uno mismo es lo más importante en la vida.

FIN.

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