El dragón sin fuego y la cereza envenenada
En una granja en un valle encantado, vivía un pequeño dragón llamado Filipo. A diferencia de otros dragones, Filipo no podía lanzar fuego, lo cual lo hacía sentir muy triste y diferente.
Sin embargo, él era un dragón muy amable y siempre ayudaba en la granja con pequeñas tareas. Un día, mientras exploraba el huerto de cerezas, encontró una cereza brillante y apetitosa.
Sin embargo, lo que Filipo no sabía era que esa cereza estaba envenenada por un brujo malvado del bosque cercano. Sin dudarlo, el dragón se comió la fruta y enseguida sintió un malestar en su barriga. "¡Ay, ay, ay! ¡Algo no anda bien!" exclamó Filipo, doblándose de dolor.
Los granjeros y animales de la granja se preocuparon al verlo sufrir. Llamaron a la sabia tortuga de la laguna, quien les contó sobre una antigua leyenda de una planta mágica que crecía en lo alto de la montaña más peligrosa del valle. Esta planta podía curar cualquier veneno.
Decidieron emprender un viaje para ayudar a Filipo, superar obstáculos y desafíos. Al final, encontraron la planta y la utilizaron para salvar al dragón.
Desde ese día, Filipo supo que ser diferente no era malo, y que siempre podía contar con el apoyo de sus amigos.
FIN.