El dragón valiente
Érase una vez en un lejano reino, habitaba un valiente dragón llamado Fuego. A diferencia de otros dragones, Fuego era diferente porque no quería asustar a las personas ni quemar pueblos enteros.
En cambio, él soñaba con ser amigo de los humanos y ayudarlos en todo lo que pudiera. Un día, mientras volaba por el cielo azul, Fuego vio a un grupo de niños jugando en el prado. Decidió acercarse y presentarse ante ellos.
-Hola chicos, mi nombre es Fuego -dijo el dragón con una voz amigable. Los niños se asustaron al principio, pero rápidamente se dieron cuenta de que Fuego no era como los demás dragones.
Se acercaron cautelosos y le preguntaron:-¿Eres peligroso? Fuego sonrió y les respondió:-No soy peligroso en absoluto. En realidad, quiero ser su amigo y ayudarles en lo que necesiten. Los niños estaban emocionados por tener a un verdadero dragón como amigo.
Juntos pasaron muchos días divertidos explorando el bosque encantado y aprendiendo cosas nuevas sobre la naturaleza. Un día, mientras caminaban cerca del río cristalino, escucharon un grito desesperado proveniente del otro lado del agua.
Corrieron hacia allí y encontraron a una pequeña tortuga atrapada entre unas ramas. -¡Ayuda! ¡No puedo salir! -gritó la tortuga angustiada. Sin pensarlo dos veces, Fuego extendió sus alas e hizo una llamarada para quemar las ramas que atrapaban a la tortuga. Con su valentía y habilidades, logró liberarla.
-¡Muchas gracias, Fuego! -dijo la tortuga aliviada-. Eres un dragón muy valiente y amable. Fuego se sintió feliz de haber podido ayudar a la tortuga y le respondió:-No hay de qué. Siempre estaré aquí para ayudar a quienes lo necesiten.
Después de ese día, Fuego se volvió aún más conocido en el reino por sus actos heroicos. Las personas comenzaron a confiar en él y ya no lo veían como una amenaza.
Incluso el rey del reino escuchó sobre las hazañas de Fuego y decidió invitarlo al castillo. Cuando llegó al castillo, el rey le dijo:-Fuego, has demostrado ser un verdadero héroe con tu valentía y bondad. Me gustaría que te convirtieras en el protector del reino.
Fuego estaba emocionado por la oportunidad de servir a su comunidad y aceptó encantado la propuesta del rey. A partir de ese momento, Fuego se dedicó a proteger al reino de cualquier peligro que pudiera surgir.
Ya no era solo un dragón amigable, sino también un guardián valiente que velaba por la seguridad de todos. Los niños del prado siempre estaban orgullosos de su amigo dragón y se sentían inspirados por su coraje.
Aprendieron que no importa cuán diferentes sean las personas o los dragones entre sí, siempre es importante valorar las cualidades positivas que cada uno tiene para ofrecer.
Y así fue como Fuego demostró que la verdadera valentía no está en la fuerza o en el tamaño, sino en la voluntad de ayudar y proteger a los demás. Desde ese día, Fuego se convirtió en una leyenda que inspiraba a todos a ser valientes y amables. Y colorín colorado, este cuento de valentía ha terminado.
FIN.