El dragón vegetariano
Había una vez un dragón llamado Fierro, que vivía en lo alto de una montaña.
Fierro era conocido por ser el más temible de todos los dragones, ya que solía alimentarse de princesas y caballeros que se aventuraban por su territorio. Un día, después de comerse a la princesa Josefina, Fierro decidió lavarse los dientes en la cascada cercana.
Mientras se cepillaba con su enorme cepillo de dientes, miró al reflejo en el agua y sintió un profundo remordimiento por todo el daño que había causado. "¿Qué he estado haciendo con mi vida?", pensó Fierro mientras escupía espuma de dentífrico. "No puedo seguir lastimando a inocentes solo para alimentarme".
Decidido a cambiar su forma de actuar, Fierro salió volando en busca de respuestas. Se encontró con una anciana sabia que le dijo:"Querido Fierro, si quieres dejar de ser un dragón temible y cruel, debes aprender a respetar la vida de todos los seres vivos.
Debes volverte vegetariano". Fierro asintió con determinación y se propuso comenzar su nueva vida como dragón vegetariano.
Empezó a cultivar su propio huerto en las faldas de la montaña y pronto descubrió lo deliciosas que eran las frutas y verduras. Sin embargo, no todos estaban contentos con este cambio repentino. El rey del reino vecino envió a sus caballeros para acabar con Fierro y proteger a sus súbditos.
Enfrentándose a los caballeros, Fierro les explicó su decisión de volverse vegetariano y les mostró que ya no representaba una amenaza para nadie. Los caballeros, sorprendidos por la valentía y bondad del dragón, decidieron perdonarlo y prometieron ayudarlo en lo que necesitara.
Con la ayuda de los caballeros, Fierro construyó un santuario donde todos los animales podían vivir en paz y armonía. Pronto se convirtió en un lugar famoso por su belleza y tranquilidad.
La princesa Josefina, quien milagrosamente había logrado escapar del estómago del dragón antes de ser digerida completamente, visitó el santuario y quedó impresionada por la transformación de Fierro. "¡Qué maravilla has logrado!", exclamó Josefina emocionada. "Eres ahora el protector no solo mío sino también de todos los habitantes del reino".
Fierro sonrió feliz al escuchar estas palabras. Había encontrado un nuevo propósito en su vida como guardián del santuario y defensor de la paz entre todas las criaturas.
Y así fue como el temible dragón Fierro dejó atrás su pasado oscuro para convertirse en una inspiración para todos aquellos que buscan redimirse y hacer el bien en el mundo.
FIN.