El dragón verde y el espejo mágico


Había una vez un niño llamado Tomás que soñaba con viajar al espacio. Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, vio una extraña nave espacial aterrizar en el patio trasero.

Tomás se acercó corriendo y vio que dentro de la nave había un pequeño dragón verde. El dragón le dijo que venía de una galaxia muy lejana y necesitaba ayuda para encontrar un espejo mágico que lo ayudaría a regresar a su hogar.

Tomás no podía creer lo que estaba escuchando, pero decidió ayudarlo. Juntos emprendieron un viaje por todo el universo en busca del espejo mágico.

Durante su aventura, encontraron muchos planetas y criaturas extrañas, pero también hicieron amigos nuevos como la cámara de fotos parlante llamada Flashy. Flashy les tomó muchas fotografías sorprendentes, incluyendo algunas selfies divertidas con el dragón verde.

Pero también descubrieron algo inesperado: cada vez que se tomaban una foto frente a un espejo normal, aparecía una pista sobre dónde encontrar el espejo mágico. Finalmente llegaron al planeta donde se encontraba el espejo mágico y allí enfrentaron muchos peligros. Pero gracias a su astucia e inteligencia lograron obtenerlo y llevarlo hasta la nave espacial del dragón.

Cuando finalmente llegaron al hogar del dragón en otra galaxia muy lejana, Tomás se despidió emocionado del pequeño amigo alado.

El dragón estaba tan agradecido por la ayuda recibida que decidió dejarle a Tomás una cámara de fotos mágica para que pudiera recordar su aventura en el espacio para siempre. Tomás regresó a casa con muchas historias que contar y la cámara de fotos mágica se convirtió en uno de sus tesoros más preciados.

Desde ese día, nunca dejó de soñar con nuevas aventuras en el espacio.

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