El dragón y el bigote de colores



En un reino lejano, vivía un poderoso y amigable dragón llamado Fuego. A Fuego le encantaba recorrer el reino y conversar con todos los habitantes, pero últimamente había estado un poco triste. ¿La razón? El bigote de Fuego había perdido su brillo y color, y él quería teñirlo con hermosas tonalidades de arcoíris.

Decidió visitar a Don Tijeras, el afamado peluquero del reino. Al entrar al elegante salón de Don Tijeras, Fuego anunció su deseo de teñir su bigote. Don Tijeras, con un gesto de desaprobación, le dijo: "Lo siento mucho, querido Fuego, pero jamás he teñido el bigote de un dragón y no pienso empezar ahora. Lo siento, pero es una regla que no puedo romper".

El corazón de Fuego se entristeció al escuchar la negativa de Don Tijeras, pero no se dio por vencido. Decidió ir a buscar a otro peluquero que estuviera dispuesto a cumplir su deseo.

Recorrió el reino, preguntando en cada salón de belleza, pero nadie quería ayudarlo. Fuego empezó a desanimarse, pero de repente, escuchó hablar de una misteriosa peluquera llamada Luna, que vivía en lo alto de las montañas. Sin perder un segundo, Fuego emprendió el viaje hacia lo más alto de las montañas, donde encontró un pequeño y acogedor salón de belleza atendido por Luna, una simpática y audaz peluquera.

Al escuchar el deseo de Fuego, Luna sonrió y dijo: "¡Claro que sí! Puedo hacer eso y mucho más. Pero primero, ¿te gustaría tomar una taza de té y contarme por qué quieres un bigote de colores?".

Fuego quedó sorprendido por la amabilidad de Luna, y entre sorbos de té, le contó sobre su amor por los colores y cómo quería alegrar a todos los habitantes del reino con su bigote resplandeciente.

Luna trabajó con esmero y creatividad, aplicando delicadamente los tintes multicolores al bigote de Fuego. Cuando terminó, el bigote de Fuego brillaba con todos los colores del arcoíris, y él no podía contener su emoción. Al salir a la calle, fue recibido con asombro y alegría por parte de todos. Desde ese día, Fuego se convirtió en el dragón más alegre y popular del reino, y Luna ganó fama como la peluquera más valiente y comprensiva del reino.

Y así, Fuego aprendió que nunca debía rendirse y que siempre habría alguien dispuesto a ayudarlo a cumplir sus sueños, por más inusuales que fueran.

FIN.

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