El dragón y la amistad



Había una vez un pequeño dragón llamado Temor que vivía en una cueva profunda y oscura en lo más alto de las montañas.

Temor era diferente a los otros dragones, ya que tenía un tenedor venenoso en lugar de garras afiladas. Por esta razón, se sentía muy triste y solo. Un día, mientras volaba por el bosque cercano a su cueva, escuchó a unos niños jugando y riendo.

Se acercó sigilosamente para observarlos y vio cómo compartían sus meriendas con alegría. Sin embargo, cuando intentó acercarse para saludarlos, todos salieron corriendo asustados al ver su tenedor venenoso. Temor regresó a su cueva sintiéndose aún más triste que antes.

Pensaba que nunca podría tener amigos por ser diferente. Pero entonces recordó algo importante: ¡él podía cambiar las cosas si quería! Decidió salir de su cueva nuevamente e ir al pueblo cercano para demostrarles que no era peligroso ni malvado como pensaban.

Al llegar al pueblo, la gente comenzó a gritar y huir asustada ante la visión del pequeño dragón. -¡No tengan miedo! -dijo Temor-, soy un dragón amistoso y solo quiero hacer amigos.

Pero nadie le creyó hasta que apareció una niña valiente llamada Ana. -¿Por qué todos tienen miedo? -preguntó Ana-. Él es solo un dragón con un tenedor venenoso, pero eso no lo hace peligroso.

La gente comenzó a prestar atención a las palabras de Ana y poco a poco se acercaron al pequeño dragón. Temor, agradecido por la ayuda de Ana, decidió invitarla a su cueva para que conociera su hogar.

Ana quedó maravillada con la belleza de la cueva y le preguntó a Temor cómo había logrado decorarla tan bien. Él le contó que había encontrado objetos brillantes en el bosque y los había utilizado para crear hermosas piezas de arte. -¡Eres muy creativo! -exclamó Ana-. Yo también me gusta hacer cosas bonitas con mis manos.

A partir de ese día, Temor y Ana se convirtieron en grandes amigos. Juntos exploraron la naturaleza, crearon obras de arte y ayudaron a los demás animales del bosque cuando lo necesitaban.

La gente del pueblo comenzó a ver al pequeño dragón con otros ojos y dejaron atrás sus miedos. Todos aprendieron que ser diferente no es algo malo, sino una oportunidad para demostrar nuestra creatividad y hacer cosas increíbles.

Y así fue como Temor encontró un lugar donde pertenecer gracias a su valentía y amistad con Ana.

FIN.

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