El Dragón y la Chica de las Dos Almas



En un mundo donde la magia había sido prohibida tras la Gran Catástrofe, las tierras estaban cubiertas de ruinas y las criaturas mágicas de antaño habían desaparecido, dejando sólo sombras en las historias. En un pequeño pueblo llamado Valle Verde, una niña llamada Lía soñaba con aventuras en las que los dragones surcaban el cielo y la magia florecía en cada rincón.

Un día, mientras exploraba los restos de una antigua biblioteca, Lía descubrió un viejo libro lleno de hechizos y cuentos de dragones. "No puede ser real..."- susurró, mientras sus ojos brillaban con asombro. Pero la curiosidad pudo más, y decidió practicar un hechizo que prometía invocar a un dragón.

Cuando terminó de recitar las palabras, una luz brillante iluminó la habitación y, ante sus ojos, apareció un pequeño dragón de escamas brillantes y ojos curiosos. "¡Hola! Soy Drako, el último de los dragones. Tu magia me ha traído aquí."- dijo el dragón con una vocecita animada.

Lía no podía creerlo. "¡Eres real!"- exclamó, llenando su corazón de felicidad. Drako le explicó que había estado atrapado en una mazmora mágica, custodiada por un poderoso mago que había atado a las criaturas mágicas, temiendo su regreso.

"¿Y qué vamos a hacer?"- preguntó Lía, emocionada. Drako le sonrió. "Fácil, debemos liberar a los demás. Pero necesitaré tu ayuda."-

Con valentía, Lía decidió embarcarse en una aventura. Juntos, volaron hasta la mazmora oscura y aterradora, donde un gran manejador de anti-magia vigilaba las jaulas de los otros dragones y criaturas mágicas. "Voy a apoderarme de la magia, una vez más!"- gritó el malvado mago.

Lía y Drako buscaron formas de entrar. "Dejame pensar…"- dijo Lía, y de repente recordó un hechizo que había leído en el libro: "¡Danza del engaño!"- Con ese hechizo, hizo que las sombras se movieran y distrajeron al mago, lo que les permitió ingresar y liberar a otros dragones.

"¡Gracias, pequeña humana!"- dijeron los dragones, lanzando fuego y llenando el aire de magia una vez más. El plan estaba funcionando, pero el mago finalmente se dio cuenta y lanzó un rayo de anti-magia.

Lía sabía que no podían luchar con magia, tendría que usar su ingenio. "Drako, necesito que me ayudes a crear un escudo de alas y aliento de dragón. Así podremos protegernos de su magia."- Drako asintió y juntos formaron una barrera deslumbrante.

"¡No podrán detenerme!"- gritó el mago, pero su magia rebotó en el escudo. "¡Imposible!"- dijo, asustado. Mientras tanto, las criaturas mágicas comenzaron a levantarse, sintiendo el poder de la magia regresar.

Lía, con valentía, dio un paso adelante y le dijo al mago "La magia no es algo que puedas controlar, es un regalo que debe ser compartido. Es hora de que entiendas eso"-. El mago, sorprendido por su valentía, sintió un cambio en su corazón y se dio cuenta de que había estado equivocado. Al ver los ojos brillantes de los dragones y de Lía, se dio cuenta de que la magia solo quería ser libre.

"Perdón, pequeña. Te he tratado mal no porque de verdad lo quisiera, sino por miedo. Los dragones y la magia pueden vivir juntos nuevamente. Debo dejarlo ir."- se despidió del poder de la anti-magia, y la mazmora se iluminó como nunca antes.

Así fue como Lía y Drako, junto con sus amigos mágicos, llevaron la paz y la magia de vuelta a Valle Verde. El mago decidió ayudar a crear un mundo donde humanos y criaturas mágicas coexistieran en armonía. Drako se quedó con Lía, y juntos se convirtieron en embajadores de la magia, viajando por diversas tierras y recordando siempre que la valentía y la amistad eran la verdadera magia que transformaba el mundo.

Desde entonces, la niña que había soñado con aventuras se convirtió en una maga, usando su sabiduría, ingenio y bondad para enseñar a otros sobre la magia de la amistad y el valor de ser uno mismo. Y así, el mundo resurgió de sus cenizas, lleno de color y alegría, donde la magia y la alegría reinaban por siempre en los corazones de todos los que se atrevían a soñar.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!